¿Qué es una ecocardiografía?

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La ecocardiografía es un examen del corazón. En concreto se trata de una ecografía de tipo cardíaco que utiliza ultrasonidos para recibir información de la anatomía del corazón y su funcionamiento.

Al ser una ecografía este procedimiento de diagnóstico cardiológico no es invasivo. A través de esta tecnología es posible analizar la función de las cámaras ventriculares, de las válvulas y del estado cardíaco general. Tiene una duración de 10 a 15 minutos siendo rápida y poco disruptiva para el paciente.

El paciente tendrá que tener la zona del pecho al aire libre. El torso será cubierto de una capa de gel en la que también se colocarán unos electrodos. Después se inserta una sonda que a través de los ultrasonidos posibilita la visión del corazón y sus componentes.

Gracias a este análisis es posible conocer con más detalle la contractilidad del corazón, el flujo sanguíneo y el desarrollo de defectos valvulares, malformaciones congénitas raras o patologías de la aorta torácica.

A diferencias de otros métodos de diagnóstico, como el TAC o la radiografía, la ecocardiografía no emite radiación al paciente. Asimismo, no es una prueba que provoque dolor o efectos secundarios.

El ecocardiograma es una imagen que se consigue a través de un ecocardiógrafo. Este es un instrumento que consta de una pantalla, un ordenador y un transductor, que es el aparato que capta imágenes del corazón. Con frecuencia también se utilizan electrodos que se colocan en el pecho. De esta manera es posible conseguir un electrocardiograma que ofrece aún más información al especialista.

Tipos de ecocardiografías

La ecocardiografía transtorácica consiste en colocar el transductor del ecocardiógrafo sobre el tórax del paciente. El transductor emite ultrasonidos que permiten obtener una imagen de las estructuras cardíacas en el ordenador. El cardiólogo irá moviendo el transductor por el pecho del paciente para conseguir diferentes imágenes del corazón.

Existe también, la ecocardiografía transesofágica que se lleva a cabo por una endoscopia. Para ello se conecta el transductor a un tubo o sonda que se introduce por la boca hasta el esófago. Esta última técnica sí es invasiva e implica una preparación previa que exige no consumir alimentos sólidos en las 4-6 horas previas de la prueba. Aporta más información y detalles que el estudio transtorácico. Por ejemplo, es útil para descartar la presencia de coágulos, tumores o alteraciones congénitas del corazón que no se pueden visualizar completamente con una ecocardiografía transtorácica. Generalmente se suele realizar como estudio complementario.

Otro método revolucionario es la ecocardiografía 3D. Este nuevo modo de visualización permite obtener una imagen tridimensional del corazón en tiempo real, facilitando el diagnóstico de patologías.

Ecocardiografía para medir el esfuerzo del corazón

Una ecocardiografía puede realizarse con de forma que el paciente esté inmóvil sin alterar al corazón, pero también sirve para evaluar el comportamiento del corazón cuando este debe realizar un esfuerzo.

La ecocardiografía en movimiento se realiza para pacientes que no pueden hacer una prueba de esfuerzo convencional. Tras colocar al paciente unos electrodos en el pecho éste se subirá a una máquina de ejercicio en la que caminará unos minutos. Una vez terminado el ejercicio el paciente se tumba en la camilla. El ecocardiógrafo registrará el funcionamiento del corazón antes, durante y después de la realización del ejercicio.

Otra prueba destinada a medir el corazón bajo esfuerzo es la ecocardiografía de estrés farmacológico. Este método diagnóstico está destinado para aquellos pacientes cuya prueba de esfuerzo por sospecha enfermedad coronaria no haya sido concluyente, para medir el riesgo de infarto tras haber sufrido uno, estudiar daños en el músculo cardíaco y para evaluar la repercusión de lesiones coronarias en el funcionamiento del corazón.

Se trata de ver imágenes del corazón con ultrasonidos mientras se le administra al paciente un fármaco que fomentará que el corazón trabaje con más velocidad e intensidad. El fármaco que suele ser administrado es la dobutamina que aumenta la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción del corazón.  Otros efectos que pueden provocar durante la exploración son hormigueo facial, sensación de calor en la cara, dolor de cabeza, temblor, mareo o nauseas que siempre deben comunicarse al especialista durante la intervención. La prueba tiene una duración aproximada de 45 minutos y consta de 4 fases en las que el ecocardiograma registrará la actividad del corazón. La primera medición se realiza en reposo, el siguiente registro se hace cuándo se administra una baja dosis de dobutamina, seguidamente se mide el funcionamiento del corazón con una alta dosis del fármaco y, por último, durante la fase de recuperación.

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