La sarcopenia es un trastorno frecuente en los mayores. Se caracteriza por la pérdida progresiva de masa y función muscular, que puede reducir significativamente su calidad de vida y aumentar el riesgo de caídas, lesiones y dependencia. Investigar este fenómeno es esencial para desarrollar estrategias efectivas que permitan a la población envejecer con salud y autonomía.
Un nuevo estudio, ahora, demuestra que una proteína llamada TP53INP2 puede ser clave en la lucha contra la sarcopenia.
¿Qué es la sarcopenia y qué se ha estudiado exactamente?
La pérdida de masa muscular comienza a manifestarse típicamente a partir de los 55 años e impacta negativamente en la funcionalidad y en la salud del mayor. La sarcopenia conduce a una mayor fragilidad, discapacidad física y necesidad de cuidados a largo plazo. A través de un estudio exhaustivo, el equipo científico ha identificado el papel de la proteína TP53INP2, que regula la autofagia, un proceso celular esencial para la eliminación de proteínas dañadas y orgánulos, en la preservación de la masa muscular y el funcionamiento.
A través de experimentos en modelos de ratón y el análisis de muestras de tejido muscular humano, el personal investigador descubrió que los niveles de TP53INP2 disminuyen con la edad. Sin embargo, aumentar artificialmente la cantidad de esta proteína en los músculos mediante técnicas de ingeniería genética, resultó en una mejora significativa de la masa y función muscular.
Estos hallazgos sugieren que fomentar la actividad de la TP53INP2 y, por ende, la autofagia en el músculo, podría ser una estrategia efectiva para luchar contra la sarcopenia. En estudios con personas, altos niveles de TP53INP2 se asociaron con una mayor fuerza y mejor desempeño físico, lo que destaca su potencial como indicador de un envejecimiento saludable.
¿Qué supone este descubrimiento?
«Este estudio no solo resalta la importancia de mantener activa la autofagia en los músculos para prevenir la pérdida de masa muscular. También nos da esperanzas sobre posibles tratamientos que podrían mejorar o al menos mitigar los efectos del envejecimiento en nuestros músculos«. Así lo explica Antonio Zorzano, colíder del estudio y catedrático de la Facultad de Biología de la UB.
“Además, la activación de la autofagia a través de la TP53INP2 mejoró la calidad de las mitocondrias, orgánulos esenciales en la generación de energía, proceso que en estudios anteriores habíamos demostrado que se ve alterado durante el envejecimiento”. Lo estaca David Sebastián, profesor en el departamento de Bioquímica y Fisiología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la UB.
Este avance no solo abre nuevas vías de investigación en el campo del envejecimiento, sino que también sugiere posibles intervenciones para mejorar significativamente la calidad de vida de las personas mayores, ayudándoles a mantener su independencia y vitalidad.