En los últimos años, la comida sana y los hábitos de vida saludables han adquirido una gran importancia social. Cada vez prestamos más atención a cómo cuidamos nuestro cuerpo y la dieta es una parte fundamental de ese cuidado. Pero, ¿qué sucede cuando este cuidado de la dieta se convierte en una obsesión? En este caso, hablamos de ortorexia, un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que se caracteriza por la obsesión hacia la comida sana.
Como muchos otros TCA, la ortorexia se gesta poco a poco y comienza con una conducta en principio positiva como es la de llevar una dieta equilibrada y comer alimentos saludables. Sin embargo, cuando esta conducta se vuelve extrema, podemos estar ante un problema psicológico que puede tener graves consecuencias sobre la salud. Aunque puede parecer similar a la anorexia, la ortorexia no tiene como objetivo la pérdida de peso, sino un mal entendido concepto de salud.
Aunque por el momento no existen datos concretos sobre a cuántas personas afectaría, los expertos estiman que se da más frecuentemente entre los 20 y los 24 años de edad y en ambos sexos. Además, suele darse en entornos con un nivel socioeconómico medio-alto.
Consecuencias de la ortorexia para la salud
Las alteraciones en la dieta, cuando no están controladas por un profesional, pueden tener consecuencias físicas, pero también psicológicas.
- Problemas físicos: al intentar sustituir unos alimentos de la dieta por otros más saludables, es posible que se generen déficits nutricionales que pueden dar lugar a anemia, déficit de vitaminas, hipotensión e incluso osteoporosis.
- Problemas psicológicos: estos cambios en la conducta pueden también tener efectos sobre nuestra salud mental, generando ansiedad, depresión o favoreciendo otros trastornos obsesivos.
Señales de alarma de la ortorexia
El indicio más evidente de este trastorno es la excesiva preocupación por consumir solamente alimentos considerados saludables. Esto puede reflejarse en diversas conductas:
- Excesiva planificación: la persona pasa mucho tiempo cada día planificando qué va comer y qué no.
- Eliminación drástica de alimentos: aquellas comidas que no son consideradas saludables se eliminan por completo de la dieta. Esto puede llevar a que se consuman cada vez menos tipos diferentes de alimentos.
- Rigidez: sus pautas para ingerir alimentos son muy estrictas, hasta el punto de sentirse culpables o castigarse en el caso de incumplirlas.
- Rituales: preparar la comida de una determinada manera porque se considera que así será más saludable.
- Relación con el entorno: normalmente estas personas tienden a ser comunicativas sobre su estilo de alimentación y a menospreciar a aquellas personas que no cuidan su dieta. Esto puede provocar incluso cierto aislamiento social.
A la hora de tratar la ortorexia, la educación nutricional y la atención psicológica son claves. Por una parte, ayudarán a construir una dieta realmente saludable y equilibrada y, por otro, a identificar el origen de la actitud obsesiva hacia la comida.