Se ha identificado un nuevo mecanismo por el cual partículas contaminantes muy pequeñas en el aire pueden causar cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado, lo que allana el camino para nuevas estrategias. Estrategias de prevención y desarrollo de nuevos tratamientos, según datos recientes presentados en el congreso ESMO 2022 por científicos del Instituto Francis Crick y el University College London, financiados por Research Cancer UK.
Estas partículas, que se encuentran comúnmente en los gases de escape de los vehículos y los combustibles fósiles, están asociadas con un mayor riesgo de cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) y son responsables de más de 250.000 muertes por cáncer de pulmón al año en todo el mundo.
«Las mismas partículas presentes en el aire que derivan de la combustión de los combustibles fósiles, agravando el cambio climático, afectan directamente a la salud humana a través de un importante y hasta ahora ignorado mecanismo productor de cáncer en las células pulmonares. El riesgo de cáncer de pulmón debido a la contaminación atmosférica es menor que el derivado del tabaquismo, pero no tenemos control sobre lo que respiramos. En todo el mundo, hay más personas expuestas a niveles no seguros de contaminación atmosférica que a las sustancias químicas tóxicas del humo de los cigarrillos, y estos nuevos datos vinculan la importancia de abordar la salud del clima a la mejora de la salud humana», informa el profesor Charles Swanton, del Instituto Francis Crick de Londres y jefe clínico del Cancer Research UK, quien presentó los hallazgos de la investigación en el Simposio Presidencial del congreso de ESMO el pasado 10 de septiembre.
Resultados del estudio
Los nuevos hallazgos se basan en estudios realizados en humanos y en laboratorio sobre las mutaciones en un gen llamado EGFR, que se observan en aproximadamente la mitad de los pacientes con cáncer de pulmón que nunca han sido fumadores. En un estudio de casi medio millón de personas que viven en en Inglaterra, Corea del Sur y Taiwán, la exposición a concentraciones elevadas de partículas (PM) con un diámetro de 2,5 micrómetros (μm) se asoció con un mayor riesgo de CPNM con mutaciones en EGFR.
En estudios de laboratorio, los investigadores del Instituto Francis Crick han demostrado que la misma materia particulada (PM2.5) promueve cambios rápidos en las células de las vías respiratorias que desarrollan EGFR y otro gen relacionado con el cáncer de pulmón llamado KRAS, haciendo que entren en un estado similar al de las células madre cancerosas.
También encontraron que la contaminación del aire promueve una afluencia de macrófagos que liberan el mediador inflamatorio IL-1β, que promueve la expansión de células con mutaciones en EGFR en respuesta a la exposición a las PM2.5, mientras que el bloqueo de la interleucina-1β inhibe el desarrollo de cáncer de pulmón. Estos resultados son consistentes con los datos de un gran ensayo clínico anterior que mostró una reducción dependiente de la dosis en la incidencia de cáncer de pulmón cuando las personas fueron tratadas con el anticuerpo anti-IL1β canakinumab.
Últimos experimentos
En la última serie de experimentos, el equipo del Instituto Francis Crick realizó un análisis mutacional avanzado y ultraprofundo de muestras de tejido pulmonar normal y encontró mutaciones impulsoras de EGFR y KRAS en el 18% y el 33% de las muestras de pulmón normal, respectivamente.
«Descubrimos que las mutaciones conductoras en los genes EGFR y KRAS, que suelen encontrarse en los cánceres de pulmón, están en realidad presentes en el tejido pulmonar normal y son probablemente una consecuencia del envejecimiento. En nuestra investigación, estas mutaciones por sí solas solo potenciaron el cáncer débilmente en modelos de laboratorio. No obstante, cuando se expuso a células pulmonares con estas mutaciones a contaminantes atmosféricos, observamos más cánceres y estos aparecieron con mayor rapidez que cuando las células pulmonares con estas mutaciones no estuvieron expuestas a los contaminantes, lo que sugiere que la contaminación atmosférica promueve el inicio del cáncer de pulmón en las células que portan mutaciones conductoras. El siguiente paso es descubrir por qué algunas células pulmonares con mutaciones se vuelven cancerosas cuando se exponen a contaminantes y otras no», ha señalado Swanton.
Al comentar sobre los hallazgos, Tony Mok, de la Universidad China de Hong Kong, que no participó en el estudio, dijo: «Esta investigación es fascinante e ilusionante, ya que significa que podemos preguntarnos si, en el futuro, será posible utilizar escáneres pulmonares para buscar lesiones precancerosas en los pulmones e intentar revertirlas con medicamentos como los inhibidores de la interleucina-1β. Aún no sabemos si será posible utilizar el perfilado de alta sensibilidad de EGFR en sangre o en otras muestras para encontrar a no fumadores con predisposición a padecer cáncer de pulmón y que podrían beneficiarse del escaneado de sus pulmones, por lo que el debate es aún muy especulativo».
De la misma manera que Swanton, Mok enfatizó la importancia de reducir la contaminación del aire para disminuir el riesgo de enfermedades pulmonares, incluido el cáncer. «Conocemos desde hace tiempo la relación entre la contaminación y el cáncer de pulmón, y ahora tenemos una posible explicación. Dado que el consumo de combustibles fósiles va de la mano de la contaminación y las emisiones de carbono, debemos hacer frente a estos problemas, tanto por razones medioambientales como por motivos de salud», concluyó Mok.