Detección precoz: la mejor estrategia contra el cáncer

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La detección temprana del cáncer es esencial para mejorar las tasas de supervivencia y la efectividad de los tratamientos de los cánceres en general. Sin embargo, vemos que se insiste mucho en la detección precoz de ciertos tipos de cáncer. ¿Por qué precisamente estos? La respuesta radica en la capacidad de identificar la enfermedad en sus etapas iniciales a través de pruebas relativamente sencillas. Así, el paciente pueda disponer de opciones terapéuticas son más eficaces y las probabilidades de recuperación son mayores.

4 tipos de cáncer donde es crucial la detección precoz

Como vemos, la detección precoz suele ser clave para cualquier tipo de cáncer. Sin embargo, estos son los cuatro tipos en los que actualmente se hace mayor hincapié para su detección temprana.

  • Cáncer de mama: en España se recomienda realizar una mamografía cada dos años a todas las mujeres de entre 50 y 69 años, aunque no presenten ningún síntoma. Esta técnica de detección ha demostrado ser altamente efectiva en la identificación de anomalías en el tejido mamario.
  • Cáncer de colon: a través de diferentes pruebas se buscan lesiones en el colon y el recto que pueden degenerar en un cáncer con el paso del tiempo. Las pruebas de cribado más comunes son la colonoscopia y el test para la detección de sangre oculta en heces. Se recomienda hacer este tipo de pruebas cada dos años a hombres y mujeres de entre 50 y 69 años.
  • Cáncer de próstata: la prueba de antígeno prostático específico (PSA) como el tacto rectal son las formas de cribado más habituales para este tipo de cáncer. Se recomiendan a todos los hombres a partir de 50 o más jóvenes en el caso de tener antecedentes familiares u otros factores de riesgo.
  • Cáncer de cuello de útero o cérvix: este tipo de cáncer está relacionado con la presencia del virus del papiloma humano (VPH), la forma más común de enfermedad de transmisión sexual. La presencia del VPH puede producir cambios en las células del cuello del útero que deriven en lesiones premalignas y posteriormente en cáncer. Por ese motivo, los programas de detección precoz suelen dirigirse a todas las mujeres a partir de los 25 años o que ya han mantenido relaciones sexuales. Para detectar posibles anomalías cervicales, se recomienda realizar una citología o prueba de Papanicolau. La prueba debe realizarse cada 3 años aunque no existan síntomas.

Al realizar pruebas de cribado como estas de manera regular y seguir las recomendaciones médicas, es posible detectar y tratar el cáncer en sus etapas iniciales. Esto aumenta las posibilidades de recuperación y supervivencia. Para ello, es fundamental seguir las recomendaciones médicas y tener en cuenta los factores de riesgo individuales y los antecedentes familiares. En el caso de existir este riesgo añadido, se debe consultar con un profesional sanitario para evaluar la necesidad de realizar un seguimiento más exhaustivo.

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