El 24 de mayo se celebra el Día Nacional de la Epilepsia, una enfermedad neurológica considerada de las más comunes en España. Según la SEN (Sociedad Española de Neurología), en España la padecen alrededor de 400.000 personas.
La epilepsia es una enfermedad que, además de tener una elevada prevalencia, afecta considerablemente a la calidad de vida de las personas, que también por padecerla se enfrentan a un estigma social.
La epilepsia es la segunda enfermedad neurológica que más años potenciales de vida perdidos genera. Aunque existen tratamientos eficaces contra la patología, la realidad es que la expectativa de años de vida de los pacientes con epilepsia puede verse reducida entre 2 y 10 años. Por otro lado, la tasa de mortalidad de los pacientes epilépticos es de hasta 3 veces mayor que la población general, teniendo estos generalmente trastornos tanto neurológicos, como psiquiátricos o intelectuales. La epilepsia tiene un alto grado de impacto socio-sanitario debido a las siguientes razones:
- En Europa se estima que afecta a unos 6 millones de habitantes
- El coste anual supera los 20 billones de euros
Otro factor a tener en cuenta sobre la epilepsia es que puede aparecer a cualquier edad. No obstante, esta suele presentarse normalmente en la niñez o la vejez. La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes entre niños y es la tercera patología neurológica detectada con mayor frecuencia en personas ancianas. Es muy relevante el hecho de que, aunque cada años se detecten 20.000 casos nuevos en España, el tiempo en el que se diagnostique esta enfermedad puede retrasarse hasta en 10 años.
La enfermedad puede tener distintos síntomas, entre los cuales podemos recoger los siguientes:
- Pérdida de conocimiento con convulsiones (afecta a un 30%)
- Desconexión del entorno
- Movimientos anómalos en partes del cuerpo
- Falta de respuesta a estímulos
- Crisis epilépticas
Esta enfermedad según el Dr Juan José Poza, Coordinador del GEESE (Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española) necesita que se elimine la visión simplificada de esta patología. Esto ayudará a que los diagnósticos, sobre todo en tiempo, mejoren. Además el diagnóstico hay muchas veces que atiende a problemas de falsos positivos, los cuales son superiores al 15%. Sin embargo, si el diagnóstico se realiza de la forma correcta, más del 70% de los pacientes pueden tener una enfermedad controlada debido a los fármacos existente.
Con todo ello, hay un 25% de personas que padecen epilepsia que no responden a los tratamientos farmacológicos existentes, por lo que en estos casos se podría optarpor tratamientos quirúrgicos, aunque no todos los pacientes cumplen con lo requisitos necesarios para desarrollar esta práctica.
También es reseñable el impacto de la COVID-19 en los pacientes epilépticos. Durante la pandemia, según los datos aportados por la SEN, el impacto fue el siguiente:
- Sobre el 30% de los pacientes tuvieron un aumento en la frecuencia de sus crisis
- Sobre un 50% de los pacientes sufrieron ansiedad o depresión
- Sobre un 40% de los pacientes manifestaron problemas de sueño
Por último, la vacuna contra la COVID-19, por ahora, no presenta ninguna evidencia de que sea un desencadenante de una crisis epiléptica o de que no se pueda vacunar a una persona que sufra esta patología.