El síndrome de piernas inquietas en niños: diagnóstico y tratamiento

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SPI
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El síndrome de piernas inquietas en niños (SPI) o enfermedad de Willis-Ekbom es considerado un trastorno neurológico crónico y una alteración del sistema nervioso caracterizado por la necesidad urgente de mover las piernas en situaciones de reposo, mientras que desaparece cuando el cuerpo se encuentra en movimiento.

Las causas son complejas y no están claras, pero hay una serie de hipótesis en torno a los desencadenantes del SPI. Una de ellas es la alteración de los neurotransmisores, sustancias que permiten las conexiones entre las neuronas, lo que ocasiona variaciones en la comunicación neuronal.  También se cree que la falta de hierro puede ser una causa ya que este interviene en el funcionamiento correcto de los neurotransmisores.

Otra de las hipótesis se relaciona con su componente genético, ya que el 70 % de los niños con este síndrome tienen algún familiar de primer grado que también lo padece, habitualmente la madre.

Por último, el SPI se ha detectado en niños con insuficiencia renal y hepática, neuropatías periféricas, diabetes mellitus, algunos tipos de ataxias hereditarias de inicio precoz y lesiones medulares.

Respecto a la incidencia de este síndrome, se estima que afecta de forma severa a entre el 2 y el 3% de la población infantil a nivel mundial, y se desarrolla igual en hombres que en mujeres.

¿Qué síntomas son los más habituales?

Sin duda, la manifestación más importante es la necesidad urgente del niño por mover las piernas en momentos de descanso o inactividad, cómo puede ser sentado en clase, viendo la televisión o en el coche.

Este síntoma desaparece parcial o totalmente cuando el niño camina, se agacha o se estira, pero también empeora a partir de la tarde-noche. Con estos indicios los pequeños necesitan moverse ya que tienen una sensación importante de hormigueo en las piernas que sólo se calma con movimientos. Si esto se alarga, se pueden producir trastornos del sueño, alteraciones de conducta, comportamiento agresivo y/o síndrome de hiperactividad. En los casos más extremos puede derivar en síntomas depresivos y cuadros de ansiedad.

Diagnóstico y tratamiento del SPI

Para el síndrome de piernas inquietas en niños es importante realizar un diagnóstico clínico, basado en la presencia de síntomas o la existencia de antecedentes familiares. Lo primero ha de realizarse una valoración por parte del pediatra para evitar confundir este trastorno neurológico con dolores de crecimiento, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o calambres musculares. El médico realizará una serie de estudios de laboratorio para dictaminar el diagnóstico correcto.

Por su parte, una vez diagnosticado el SPI por parte del pediatra, se diseña un tratamiento individualizado y de acuerdo a los síntomas y su grado. En los casos más severos, el médico determinará la utilización de medicamentos.

Además, es recomendable que, en casa, los padres adopten una serie de pautas que ayuden a aliviar los síntomas:

  • Fijar un horario regular de sueño
  • Evitar comidas copiosas y el consumo de alimentos estimulantes
  • Eliminar el ejercicio intenso en las horas previas a acostarse y reducir las actividades estimulantes como la televisión o los videojuegos
  • Practicar actividades deportivas como natación, baloncesto, yoga o fútbol
  • Realizar baños de agua caliente antes de ir a dormir o masajes a los niños

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