A dos años de la pandemia de la COVID-19, las vacunas han supuesto un avance muy significativo en la protección de la población. Sin embargo, uno de los grandes intereses de la comunidad científica pasa ahora por los tratamientos de la propia enfermedad. El Dr. Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal y Catedrático del Departamento de Medicina de la Universidad de Alcalá, en Madrid, y Manuel Cotarelo, director Médico de Enfermedades Infecciosas en MSD España, han repasado la actualización en los tratamientos para la COVID-19.
La protección que han procurado las vacunas está siendo efectiva y se observa en los datos que indican la baja tasa de mortalidad al infectarse, explica el Dr. Moreno, a la vez que los no vacunados sufren de la enfermedad más grave. Igualmente, destaca: “la variante ómicron ahora es prácticamente única”.
Además, recuerda, la sensibilidad a las variantes circulantes es incierta, pero los no vacunados sufren un mayor riesgo de mortalidad y, dentro de los vacunados, los mayores de 80 años son los que tienen un peor pronóstico. En este sentido, el doctor Moreno ha descrito como estos y otros grupos se beneficiarían de las terapias actuales, sobre las que ha insistido: son efectivas contra Ómicron, la variante que en la actualidad es la prevalente.
Sobre este punto, el experto repasa los datos de los anticuerpos monocronales y sus limitaciones, y los referentes a Paxlovid y a Molnupiravir. Respecto a este último fármaco, destaca que presenta una reducción significativa de la tasa de hospitalización y mortalidad, tiene un papel importante en población inmunodeprimida y acorta la duración de la enfermedad, basándose en los datos presentados en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID).
Ante los avances en los tratamientos, el doctor Moreno reflexiona sobre la duración de la inmunidad que provee la vacuna y si la misma debe hacer plantearse estrategias de protección específicas para estos grupos vulnerables. En este sentido, apunta que, teniendo en cuenta los datos actuales y, observando que la inmunidad de las vacunas disminuye con el tiempo (6 meses), plantea que se requerirán nuevas dosis.
Asimismo, los doctores avisan que sigue siendo una enfermedad a la que tenemos que seguir conociendo. A la vez que hay que continuar la investigación sobre los tratamientos y el gran efecto positivo de las vacunas.