La Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP) es una infección del aparato reproductor de la mujer. Concretamente, se produce cuando existe inflamación en uno o más órganos sexuales, como el útero, los ovarios o las trompas de Falopio. Generalmente, se origina por una infección bacteriana, que suelen ser la gonorrea o la clamidia.
La gravedad de la EIP reside en que no siempre produce síntomas o estos pueden ser muy leves, pero su progreso puede conllevar infertilidad o dolor crónico. Por lo tanto, es relevante prestar atención a los signos de esta enfermedad y solicitar atención médica si sospechamos que podemos tenerla.
Causas de la Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP)
La EIP la causan, normalmente, bacterias que ascienden por la vagina y el cérvix hasta invadir zonas superiores del aparato reproductor femenino, como son el útero, los ovarios o las trompas de Falopio. Tras infectar estos órganos, aparecen los cambios físicos asociados a la enfermedad, que puede convertirse en crónica si no se trata.
Son muchas las bacterias que pueden causar la EIP, pero las más comunes son las infecciones de transmisión sexual (ITS) por gonorrea y clamidia, que suelen contagiarse durante las relaciones sexuales sin protección. Las bacterias también pueden entrar en los órganos reproductivos superiores durante la menstruación, tras el parto o durante un aborto, es decir, cuando el cuello del útero se abre. Por tanto, es posible desarrollar EIP tras la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU) u otros procedimientos similares.
Algunos de los factores de riesgo para padecer EIP son:
- Ser mujer menor de 25 años sexualmente activa
- Tener antecedentes de EIP o ITS
- Tener múltiples parejas sexuales
- Mantener relaciones sexuales con una persona que tiene más de una pareja sexual
- Tener relaciones sexuales sin preservativo
- Cambios en la flora vaginal producidos, generalmente, por el abuso de duchas vaginales, que alteran la población bacteriana de la zona.
¿Cuáles son los síntomas de la Enfermedad Inflamatoria Pélvica?
La EIP se puede presentar de muchas formas, desde graves hasta sutiles, o incluso ser asintomática. Sin embargo, existe una serie de síntomas que se manifiestan en muchas pacientes con esta enfermedad:
- Dolor abdominal: es el signo más común de la EIP, pues se manifiesta en el 95% de los casos. Se localiza en la parte inferior del abdomen y su intensidad puede variar según la persona y la progresión de la enfermedad.
- Cambios en el flujo vaginal: los cambios en su cantidad y consistencia, así como un olor desagradable son señales de alerta.
- Sangrados anormales: especialmente si tienen lugar durante y después de las relaciones sexuales o entre ciclos menstruales (sangrado intermenstrual).
- Alteraciones urinarias: orinar con frecuencia y con dolor o dificultad durante la micción.
- Náuseas y vómitos: la incapacidad de retener alimentos.
- Otros síntomas: sentir inapetencia, cansancio o escalofríos puede ser consecuencia de EIP. Concretamente los escalofríos tienen que ver con la aparición de fiebre, causada también por la infección.
Si el dolor abdominal es intenso y aparece junto con fiebre (más de 38 ºC), las citadas náuseas y un flujo vaginal con mal olor, es recomendable buscar atención médica urgente. Por otro lado, la aparición leve de los síntomas anteriores puede tener que ver con la presencia de una ITS, por lo que es aconsejable consultar con el médico. En este sentido, hay que recordar que el tratamiento temprano de las ITS previene, en gran medida, la EIP.
Algunas pautas para prevenir la EIP
Una de las características de la EIP es que, en mayor o menor medida, se puede prevenir. Algunos consejos para evitarla son:
- Mantener relaciones sexuales con preservativo u otro anticonceptivo de barrera.
- Preguntar a las parejas por sus antecedentes sexuales.
- Consultar con el médico sobre el método anticonceptivo más adecuado.
- Hacerse análisis de ITS, especialmente cuando se tienen varias parejas sexuales.
- Si tienes EIP, es recomendable aconsejar a la pareja sexual que se haga un análisis de ITS.
- Evitar las duchas vaginales.