Lupus: Anticuerpos, inmunología y Covid-19

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El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario sufre un trastorno que le hace funcionar inadecuadamente. Los antígenos del sistema inmunitario, que son capaces de generar anticuerpos frente a agentes infecciosos y enfermedades, no funcionan adecuadamente cuando se padece esta enfermedad.

Lo que ocurre es que el sistema indica la producción de lo que se conoce como autoanticuerpos. Los autoanticuerpos en lugar de atacar a virus son compuestos que atacan a células sanas del organismo.

Existen diversos métodos de diagnóstico de la enfermedad. Para averiguar la existencia de un cuadro de lupus se puede medir la presencia de determinados autoanticuerpos en la sangre. Los anticuerpos que pueden medirse son:

  • Anticuerpos nucleares: La mayoría de personas con una enfermedad autoinmune presentan este tipo de anticuerpos. Estos autoanticuerpos atacan al núcleo de las células.
  • Anticuerpos Anti-DNA: Son un tipo de anticuerpos nucleares. En particular, estos anticuerpos atacan al material genético (el ADN) del núcleo de las células.
  • Anticuerpos anit-Sm (Smith): Este es el anticuerpo más específico en el Lupus eritematoso sistémico con una especificidad cercana al 97%, aunque, solo aparece en del 5-30% de personas con esta enfermedad. Atacan a las ribonucleoproteínas que forman parte del espliceosoma (una parte esencial de la cadena del ADN).
  • Anticuerpos anti-RNP: Reaccionan contra proteínas también clave del espliceosoma. Entre el 25 y 50% de los casos de Lupus eritematoso sistémico cuentan con estos anticuerpos. En ocasiones la elevada presencia de estos anticuerpos significa la presencia de otras enfermedades como la enfermedad mixta del tejido cognitivo o el síndrome de Raynaud.
  • Anticuerpos anti-Ro: El mecanismo de daño de este anticuerpo es difuso y se cree que podría aparecer por una respuesta del sistema inmunitario en un momento dado como el de la estomatitis vesicular, el Epstein-Barr, VIH o HTLV o por el consumo de alguna substancia química o medicamento. El lupus eritematoso es la enfermedad que más se asocia con este anticuerpo. Es más, el 58% de los portadores del anticuerpo anti-Ro presentan erupciones en el rostro en forma de mariposa; Una característica de la enfermedad.
  • Anticuerpos antifosfolípidos (anticuerpos anticardiolipina, anti-beta-2-glicoproteína I, anticoagulante lúpico): Son anticuerpos dirigidos a la eliminación de fosfolípidos del organismo. Los fosfolípidos se encuentran en las membranas de las células y las plaquetas, que desempeñan un papel fundamental en la coagulación de la sangre. La producción de estos antígenos afectará al proceso de coagulación aumentando el riesgo de sufrir un trombo sanguíneo.

Covid-19 y Lupus

Actualmente los factores de riesgo establecidos a la hora de sufrir un cuadro de Covid-19 grave son la edad y las enfermedades crónicas, como, por ejemplo la diabetes o la hipertensión. Las personas con enfermedades autoinmunes pueden ser consideradas sujetos de riesgo frente a la enfermedad de la Covid-19, pero realmente no han sido incluidos en los grupos prioritarios de vacunación.

Esto es debido a que los datos del Registro Clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna, una de las bases de datos más amplias a nivel mundial, apuntan hacia otra dirección. Según los resultados no se ha observado una mayor tasa de infección ni un de progresión clínica más grave en personas con lupus.

La vacunación en pacientes con Lupus

La Sociedad Española de Reumatología (SER) emitió una serie de recomendaciones respecto a la vacunación de las personas con lupus. Según ésta es recomendable que estos pacientes reciban la vacuna incluso aquellos que reciban terapias inmunosupresoras. La sociedad científica también indicó que la inoculación de la vacuna debería ser preferentemente cuando la enfermedad se encuentre en un punto estable. En general, la SER recomienda vacunar en cualquier circunstancia, pero matiza que los pacientes que estén sufriendo un brote grave de la enfermedad de lupus deberán postponer la vacunación hasta el control del brote.

En el caso de estar bajo terapia inmunosupresora, la vacunación es recomendable, pero, la SER también ha concretado que se podrá contemplar el retraso temporal de una o varias dosis del tratamiento, si la situación del paciente lo permite, con el fin de optimizar la eficacia de la vacunación. Esto se debe a que en algunos momentos de la enfermedad puede que haya menos respuesta inmune y menos inmunización (menor capacidad para generar anticuerpos).

La eficacia de la vacuna en los pacientes con lupus es aún una incertidumbre que está por medir. En el ensayo de BioNTech & Pfizer se descartaron a los pacientes con historia de enfermedad autoinmune, incluido el LES, que requieran intervención terapéutica y en el de la vacuna de AstraZeneca no se incluyeron a los pacientes con enfermedades crónicas graves que requieran seguimiento especializado hospitalario.

En contrapartida, el ensayo de Moderna no menciona criterios de exclusión de personas con enfermedades autoinmunes a pesar de no haber controlado de forma específica esta medición como un subgrupo.

En consecuencia, no existen evidencias específicas sobre si la respuesta inmunitaria de los pacientes con LES será inferior al recibir la vacuna porque aún no existen subgrupos de estudio.  El Dr. Tarek Carlos Salman Monte, Médico adjunto del Servicio de Reumatología del Hospital del Mar de Barcelona, aclaró a la Federación Española de Lupus (FELUPUS) que solamente “en cuestión a los pacientes con enfermedades autoinmunes y tratamiento inmunosupresor, el gobierno de Canadá aconseja que no se ofrezca -la vacuna- de manera sistemática a estos pacientes ya que habían sido excluidos de los ensayos clínicos” pero según el doctor “no es una contraindicación absoluta y se podrían pautar en  algunos de estos pacientes, siempre valorando riesgo-beneficio”.

No obstante, tal y como explicó el Dr. Guillermo Ruiz-Irastorza, Jefe de la Sección de Enfermedades Autoinmunes del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Cruces de Barakaldo-Bizkaia, en una entrevista que concedió a la FELUPUS, “sabemos por estudios previos en pacientes con lupus que la mayoría de los tratamientos de la enfermedad (incluido Belimumab) no restan eficacia a las vacunas “tradicionales” (gripe, hepatitis B, neumococo…)».

Por otro lado, aseguró que «la producción de anticuerpos protectores sí está disminuida de forma importante en los que han recibido Rituximab, motivo por el cual se recomienda la vacunación antes de recibir el biológico, si ello es posible. Es de suponer que suceda algo parecido con las diferentes vacunas contra el coronavirus, si bien, todavía no hay resultados a este respecto”.

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