Hace unos días, la Comisión Europea presentó una serie de medidas para acelerar la adopción de la inteligencia artificial en la ciencia en toda la región, en su intento por consolidar un papel de liderazgo en el futuro de la IA. Las dotará en una fase inicial con 1.000 millones de euros, aunque en siguientes fases planea que sean otros 3.000 millones más.
Su empeño, de forma general, anunciaba la comisión, era “transformar las sólidas industrias tradicionales de Europa y su excepcional reserva de talentos en potentes motores de innovación y aceleración de la IA”.
Para aprovechar plenamente el potencial de los métodos de IA, ya específicamente en el sector sanitario de la UE, los científicos del Joint Research Centre han identificado ámbitos clave que se beneficiarían de una mayor coordinación e inversión, y han formulado recomendaciones para proyectos financiados por la UE:
- Mejorar el acceso a conjuntos de datos de imágenes diversos y bien definidos, que son fundamentales para desarrollar herramientas de IA sólidas y generalizables. Los proyectos e iniciativas europeos, como la Iniciativa Europea de Imágenes Oncológicas y el Reglamento sobre el Espacio Europeo de Datos Sanitarios, tienen por objeto abordar estas necesidades permitiendo el acceso transfronterizo a los datos de imágenes, respetando al mismo tiempo el cumplimiento del Reglamento general de protección de datos.
- Reforzar la interoperabilidad y la estandarización en todos los formatos de datos, protocolos de anotación y evaluación de modelos, para que los modelos de IA puedan integrarse en hospitales y regiones.
Priorizar la transparencia y la validación clínica, para apoyar el uso seguro y eficaz de la IA en flujos de trabajo clínicos reales. - La coordinación sostenida entre la investigación, las políticas y los ámbitos clínicos será esencial para construir un ecosistema de IA cohesionado y fiable y traducir la innovación en despliegue. Proyectos e iniciativas como TEF-Health, AI Factories, ERIC y el EDIC EUCAIM, sobre el uso de la IA en la asistencia sanitaria, ofrecen la infraestructura y la gobernanza necesarias para coordinar el desarrollo de la IA para la obtención de imágenes médicas, la validación y el despliegue en toda Europa.
Apuesta decidida también del Reino Unido
El Reino Unido tampoco quiere quedarse a tras en la carrera del uso de la IA en el ámbito de la salud y ya la está utilizando en proyectos muy ambiciosos. De hecho, según las autoridades británicas, el tiempo necesario para aprobar los ensayos clínicos en este país se ha reducido a más de la mitad —de un promedio de 91 días a tan solo 41 días— tras importantes reformas respaldadas por nuevas plataformas digitales en la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA).
Explican que se está introduciendo la inteligencia artificial “para brindar mayor apoyo a los evaluadores, ayudándoles a revisar datos complejos y mejorar la coherencia, mientras que las decisiones finales siguen recayendo en evaluadores experimentados para garantizar la seguridad del paciente”.
Además, acaba de anunciar que un nuevo estudio utilizará IA y datos del NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) para predecir los efectos secundarios de las combinaciones de fármacos antes de que lleguen a los pacientes. Este es uno de los tres proyectos de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA), financiados por el gobierno y anunciados esta semana,” cuyo objetivo es modernizar los procesos de prueba y aprobación de medicamentos y tecnologías médicas, garantizando un acceso más rápido para los pacientes y manteniendo los más altos estándares de seguridad”.
La FDA estadounidense también utilizará la IA
La agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos hizo público en mayo su plan para hacer un mayor uso de la IA, explicando que el objetivo es utilizar este enfoque para acelerar diversas tareas, incluida la evaluación de datos de ensayos clínicos.
Su planteamiento es utilizar la IA para “hacer más eficientes las revisiones de medicamentos y otras tareas rutinarias, liberando así a los expertos para que se centren en otras actividades”.
Además, un mes antes la propia FDA hacía público un posicionamiento de su Comité de evaluación de medicamentos (CDER, por sus siglas en inglés), en el que reconocía haber observado “un aumento significativo en el número de solicitudes de autorización de comercialización de medicamentos que utilizan componentes de IA en los últimos años”.
Unas solicitudes que “abarcan todo el ciclo de vida del producto farmacéutico, incluyendo las fases no clínica, clínica, posterior a la comercialización y de fabricación”.
