España lleva años apareciendo en los primeros puestos de los rankings internacionales de esperanza de vida. Con una media de 84 años, nuestro país se sitúa por encima de la media comunitaria y, dentro de Europa, destaca como uno de los territorios donde más se vive. La combinación de factores como los hábitos alimenticios, la actividad física o la propensión a padecer ciertas enfermedades ayuda a explicar este liderazgo.
Sin embargo, hay una variable igual (o más) relevante que la cifra total de años: cuántos de esos años se viven con buena salud. Y ahí, los datos invitan a matizar el titular. Según un informe de Eurostat con datos de 2022, España no sale tan bien parada cuando se analiza la llamada “esperanza de vida saludable”, es decir, los años que una persona puede esperar vivir con buena salud.
En el conjunto europeo, la media se sitúa en torno a 62,8 años de vida saludable para las mujeres y 62,4 para los hombres. En España, esas estimaciones bajan a 60,6 años en mujeres y 61,7 en hombres. Es decir: vivimos mucho, sí, pero por debajo de la media europea en años de vida saludable, especialmente en el caso de las mujeres.
Qué nos dicen los datos de la esperanza de vida
Este enfoque también permite observar la evolución de la brecha de género. Tradicionalmente, la esperanza de vida ha otorgado una ventaja a las mujeres, aunque esa diferencia se ha ido reduciendo en los últimos años. En una población envejecida como la española, se señalan varios factores que ayudan a explicar ese acercamiento: la incorporación de la mujer al mundo laboral, así como el aumento del consumo de alcohol o tabaco entre mujeres, con el consiguiente incremento de la incidencia de enfermedades como el cáncer. Lo llamativo es que, cuando hablamos de vida saludable, en España la ventaja llega a inclinarse hacia los hombres: 61,7 años frente a 60,6 en mujeres.
A nivel europeo, el informe destaca a países como Malta (70,3 años de vida saludable en hombres; 70,1 en mujeres), Noruega (64,8 y 69,8) y Suecia (65,3 y 67,5) como los que registran mejores cifras. Además, se observa que la brecha de género es menor en vida saludable que en esperanza de vida general, lo que sugiere que los años adicionales que viven las mujeres se asocian a mayores limitaciones de salud.
Otro dato relevante es la comparación histórica: en España, la esperanza de vida saludable en 2015 se situaba cerca de dos años por encima de la registrada en 2022, tanto en hombres como en mujeres. Esta tendencia a la baja también aparece en otros países con cifras destacadas, como Malta, Suecia, Noruega y Alemania.
En conjunto, el informe pone sobre la mesa una de las grandes preguntas para los sistemas sanitarios europeos: vivimos más años, pero ¿en qué condiciones? La atención a la cronicidad y el cuidado de las personas mayores se consolidan como tareas pendientes si el objetivo no es solo sumar años, sino mejorar la calidad de vida durante esos años.
