En los últimos años, el interés por la Lipoproteína(a), comúnmente conocida como Lp(a), ha crecido significativamente dentro del campo de la cardiología. Aunque muchas personas aún no han oído hablar de ella, esta molécula puede jugar un papel clave en el riesgo cardiovascular, incluso en personas con colesterol normal.
¿Qué es la Lp(a) y por qué es relevante?
La Lp(a) es una partícula lipídica que circula en la sangre, compuesta por una molécula de LDL (el llamado «colesterol malo») unida a una proteína llamada apolipoproteína(a). A diferencia del colesterol LDL tradicional, los niveles de Lp(a) están determinados genéticamente y no suelen modificarse significativamente con la dieta ni el ejercicio.
Estudios recientes han demostrado que niveles altos de Lp(a) pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos, accidentes cerebrovasculares e incluso estenosis aórtica. Lo más preocupante es que muchas veces este riesgo no se detecta a través de los análisis de colesterol habituales, por lo que puede pasar desapercibido en los chequeos rutinarios.
Algunos datos importantes sobre la Lp(a):
- Se estima que 1 de cada 5 personas tiene niveles elevados de Lp(a).
- Es una condición hereditaria, por lo que si tienes antecedentes familiares de enfermedad cardíaca temprana, podría ser recomendable medirla.
- Los niveles se expresan en mg/dL o nmol/L, y se considera alto a partir de 50 mg/dL o su equivalente en otras unidades.
¿Qué hacer si tienes la Lp(a) alta?
Si en un análisis de sangre has descubierto que tienes la Lp(a) elevada, es normal preguntarte: ¿y ahora qué? Aunque actualmente no existe un tratamiento específico aprobado para reducir esta partícula, sí hay varias estrategias que puedes seguir para reducir tu riesgo cardiovascular global.
1. Optimiza los factores de riesgo tradicionales
Tener la Lp(a) alta no significa que necesariamente tendrás un problema cardíaco, pero sí implica que debes tener un control más estricto de otros factores como:
- Colesterol LDL: reducirlo al mínimo posible, a menudo con el uso de estatinas u otros fármacos hipolipemiantes.
- Presión arterial: mantenerla en valores normales mediante dieta baja en sodio, actividad física y medicación si es necesario.
- Glucosa en sangre: controlar la diabetes o prediabetes con hábitos saludables.
- No fumar y mantener un peso adecuado.
2. Consultar con un especialista en lípidos o cardiología
Es recomendable acudir a un médico especializado en lípidos o en cardiología preventiva para una evaluación completa del riesgo cardiovascular. En algunos casos, podrían sugerirse tratamientos emergentes o la inclusión en ensayos clínicos de terapias que buscan reducir la Lp(a).
En resumen, la Lp(a) es un factor de riesgo cardiovascular menos conocido pero muy importante, especialmente en personas con antecedentes familiares de enfermedad del corazón. Aunque no puede modificarse fácilmente, conocer tus niveles y actuar sobre otros factores de riesgo puede marcar una gran diferencia en tu salud a largo plazo.