Tratamientos hipolipemiantes: qué son y cómo funcionan

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Tratamiento hipolipemiantes

Mantener unos niveles adecuados de colesterol y triglicéridos es fundamental para la salud del corazón y del sistema circulatorio. Cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes para lograrlo, se recurre a los tratamientos hipolipemiantes, una herramienta clave en la prevención y control de las enfermedades cardiovasculares.

Pero ¿qué son exactamente estos tratamientos y de qué manera actúan en nuestro cuerpo?

¿Qué son los tratamientos hipolipemiantes?

Los tratamientos hipolipemiantes son estrategias médicas utilizadas para reducir la concentración de grasas en la sangre, especialmente el colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), conocido como «colesterol malo», y los triglicéridos. Estos tratamientos suelen indicarse en personas con dislipidemia (alteración en los niveles de lípidos), con riesgo cardiovascular elevado o con antecedentes de enfermedades cardíacas.

La reducción de lípidos en sangre no solo ayuda a prevenir eventos como infartos o accidentes cerebrovasculares, sino que también disminuye la progresión de la aterosclerosis, es decir, la acumulación de placas en las arterias.

Principales tipos de tratamientos hipolipemiantes

Existen distintos grupos de medicamentos hipolipemiantes, cada uno con un mecanismo de acción específico, pero todos con un objetivo común: mejorar el perfil lipídico del paciente y reducir su riesgo cardiovascular. A continuación, describimos los principales tipos:

1. Inhibidores de la síntesis de colesterol

Estos fármacos actúan directamente en el hígado, bloqueando enzimas responsables de la producción de colesterol. Al reducir la fabricación interna de colesterol, el organismo compensa utilizando más colesterol de la sangre, lo que disminuye su concentración circulante.

Este tipo de tratamiento es uno de los más utilizados y suele ser la primera opción en personas con colesterol elevado de forma persistente.

2. Moduladores de la absorción de lípidos

Este grupo actúa en el intestino, reduciendo la cantidad de colesterol que se absorbe a partir de los alimentos. Su uso puede ser complementario a otros tratamientos, especialmente en personas que no logran el objetivo terapéutico solo con una opción.

También es útil en pacientes que presentan una producción hepática normal pero una absorción intestinal aumentada.

3. Estimuladores de la eliminación de colesterol

Algunos tratamientos hipolipemiantes están diseñados para aumentar la capacidad del cuerpo para eliminar el colesterol a través del hígado o mediante su excreción intestinal. Esto puede lograrse por medio de diversos mecanismos que favorecen la eliminación de lípidos a través de los ácidos biliares o del metabolismo hepático.

Este tipo de medicamentos se suele utilizar como complemento en esquemas terapéuticos combinados.

4. Reguladores del metabolismo de los triglicéridos

No todos los tratamientos se enfocan únicamente en el colesterol LDL. También existen opciones específicas para reducir los triglicéridos, otro tipo de grasa en la sangre que, en niveles altos, puede incrementar el riesgo de pancreatitis y enfermedades cardiovasculares.

Estos tratamientos mejoran la descomposición de triglicéridos y favorecen un aumento del colesterol HDL, conocido como “colesterol bueno”.

Consideraciones importantes

El uso de tratamientos hipolipemiantes debe estar siempre supervisado por un profesional de la salud, ya que es necesario individualizar cada caso según el perfil lipídico, los factores de riesgo y las posibles interacciones con otros medicamentos.

Además, es fundamental recordar que estos tratamientos no reemplazan un estilo de vida saludable. Una dieta equilibrada, la práctica regular de ejercicio y el abandono del tabaco siguen siendo pilares fundamentales en la prevención cardiovascular.

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