Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han redactado un informe que recopila la información científica disponible sobre cómo se emite y se transmite por el aire el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, y sobre qué requisitos ha de tener una mascarilla o media máscara para ser efectiva.
Los investigadores han presentado un sistema no homologado que puede ser de utilidad tanto para la administración que toma las decisiones de qué tipo de mascarillas se van a probar como para los laboratorios que hacen el test normalizado.
¿Cómo se transmite el coronavirus?
“El SARS-CoV-2, de un tamaño de unos 100 nanómetros, viaja por el aire. Diversos estudios muestran que estas partículas que se emiten al respirar, vocalizar, toser, estornudar y respirar son inicialmente similares”, señala María Cruz Minguillón, investigadora del grupo de Geoquímica Ambiental e Investigación Atmosférica (EGAR), del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).
“Pero al emitirse al aire se hacen más pequeñas cuando se evapora el agua que contienen. Las partículas gruesas tienden a depositarse con rapidez, pero las más finas permanecen en suspensión durante horas o incluso días. El virus puede permanecer activo en suspensión en el aire más de tres horas”, añade.
La concentración de virus en el ambiente varía dependiendo de la localización. Un estudio realizado en Japón, basado en el seguimiento de contactos, ha concluido que el contagio es 19 veces más probable en espacios interiores que exteriores.
¿Qué mascarillas son más efectivas?
La eficacia de los dispositivos de protección depende de tres factores:
- La eficiencia de filtración del material.
- El ajuste del dispositivo al rostro.
- El objetivo de la filtración: puede ser filtrar la emisión de partículas de una persona enferma, o filtrar partículas del aire ambiente inhalado por una persona sana.
En la situación actual de emergencia, existe material de protección homologado en Europa que cumple una normativa para las mascarillas quirúrgicas, y equipos de protección individual (medias máscaras FFP2, FFP3).
- Mascarillas quirúrgicas: están diseñadas para evitar que la persona que la lleva propague o emita patógenos. La norma EN 14683 describe, entre otros, el test de filtración bacteriana, con el que determina la capacidad de filtración del material del cual está hecha la mascarilla.
- Equipos de protección individual (medias máscaras FFP2, FFP3): están diseñados para proteger a la persona que la lleva de las partículas que hay en el ambiente, independientemente de su naturaleza y su tamaño. Estas medias máscaras pueden o no llevar válvula de exhalación de aire. Si no la llevan, protegen tanto a quien la lleva del resto como a la inversa (al resto frente a la persona que la lleva). Si llevan válvula de exhalación, solo protegen a la persona que la lleva, pero no evitan que dicha persona emita potencialmente patógenos en caso de estar enferma.
Sistema no homologado
Ante la incapacidad de fabricación de suficiente material homologado, los investigadores del IDAEA-CSIC han diseñado un sistema no homologado para determinar la capacidad de filtración de materiales que puedan ser candidatos para la fabricación de mascarillas o medias máscaras filtrantes.
El sistema se basa en la generación de aerosoles, selección de las partículas de 300 nm, y determinación de la concentración de partículas generada antes y después de pasar por el material a testar. El informe compila la información para evaluar qué requisitos ha de tener una máscara para ser efectiva, tanto para los dispositivos comerciales como artesanales.