Demuestran, en ratones, que tacto y vista están unidos antes de nacer

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Actividad cortical espontánea al nacer en un ratón (izquierda) y un ratón en el que las ondas retinianas se bloquearon (derecha). / IN, CSIC-UMH

Un estudio reciente ha demostrado, en ratones, que los circuitos del tacto y la vista no son independientes en los embriones, sino que están entremezclados. Sería al nacer cuando los circuitos se separan y las respuestas a los estímulos sensoriales pasan a ser independientes. Cualquier retraso en el desarrollo de esta separación provocaría una organización incorrecta de los circuitos visuales que se mantiene en la vida adulta.

La investigación ha sido liderada por Guillermina López-Bendito, investigadora en el Instituto de Neurociencias de Alicante, y acaba de ser publicada en la revista Science.

Trabajos previos

En un estudio previo, el laboratorio de López-Bendito demostró que los estímulos táctiles activan los circuitos cerebrales destinados a procesar este tipo de información antes del nacimiento. “Pero queríamos determinar si lo hacen de forma independiente o si se produce de forma temporal un solapamiento con otros sentidos. Este nuevo estudio arroja datos fascinantes de cómo los sentidos se segregan en los primeros días de vida”, señala la investigadora.

Este trabajo, cuya primera autora es Teresa Guillamón-Vivancos, ha sido desarrollado in vivo en ratones. Y en él, se ha podido comprobar que, durante el desarrollo embrionario, un estímulo táctil no solo desencadena la respuesta esperada en la corteza somatosensorial primaria (una de las zonas del cerebro que se ocupa del sentido del tacto). Sino que, sorprendentemente, también da lugar a una respuesta en la corteza visual primaria de ambos hemisferios.

“Esta respuesta multimodal se observó en embriones de ratón analizados en el último día de gestación, pero desapareció con el nacimiento. A continuación, comprobamos si la desaparición de esta respuesta multimodal podría estar relacionada con la llegada de señales de la retina a la corteza cerebral. Nuestros datos demuestran que los circuitos del tacto y la vista no se segregan por defecto. Más bien, requieren la llegada de ondas de actividad desde la retina para hacerlo”, explica Guillamón-Vivancos.

Separación del tacto y la vista

Este proceso fundamental de separación de los circuitos sensoriales ocurre en el colículo superior durante una ventana de tiempo cercana al nacimiento. Haciendo un símil ferroviario, al nacer, en esta estructura los sentidos se separan siguiendo vías diferentes. El cambio de vía lo facilitan las ondas de actividad de la retina. Estos actúan como ferroviarios que dirigen los estímulos de cada modalidad sensorial a la corteza correspondiente, para que podamos percibirlos por separado.

Una importante aportación de este trabajo es haber constatado la existencia de una ventana temporal limitada para la segregación de los sistemas visuales de los circuitos somatosensoriales. De forma que cualquier retraso en esta segregación provocará cambios duraderos en la organización de los circuitos visuales.

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