Un equipo de científicos del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) del CSIC-UPF propone emplear la herramienta de edición genética CRISPR-Cas 9 para terminar con las plagas de cucarachas, una de las más comunes en las ciudades.
Esta herramienta, más inocua para las personas y el medioambiente que los insecticidas, permitiría a los investigadores reducir específicamente la reproducción en las cucarachas, alterando sus genes de fertilidad y comprobando, además, el nivel de eficacia esterilizante.
La estrategia se basa en la identificación de genes cuya modificación provoque esterilidad en las cucarachas.
“Desarrollar esta metodología en cucarachas requiere de numerosos ensayos y la puesta a punto de protocolos específicos. Para ver el resultado de las pruebas de edición del genoma, estudiaremos la morfología de los ovarios, y cuantificaremos los cambios de la expresión de los genes implicados en su desarrollo», señala Maria-Dolors Piulachs Bagà, investigadora del IBE.
“Esta estrategia no se había contemplado aún como aproximación al control de cucarachas y de otros insectos plaga”, subraya la científica. “Y nos permitiría una acción más generalizada que afectaría también a todas las especies de cucarachas que son las plagas más importantes en nuestros hogares”.
Proyecto de financiación por crowdfunding
El equipo de investigadores del IBE lleva más de 35 años trabajando con cucarachas. Conocen bien la fisiología y endocrinología de estos insectos y han formado parte, además, del grupo que secuenció y analizó el primer genoma de una cucaracha: Blattella germanica.
Gracias a sus investigaciones previas, ya han identificado los genes que son clave para controlar la reproducción en las cucarachas y provocar su esterilidad. Para poder aplicar estos conocimientos y controlar, de este modo, las plagas, han puesto en marcha un proyecto que busca financiación por crowdfunding a través de Precipita.
En caso de tener éxito en su solicitud de financiación, el estudio podrá extenderse además a otras dos especies de cucarachas como Periplaneta americana y Blatta orientalis.
El problema de las plagas
Actualmente se conocen 5.000 especies de cucarachas, de las cuales 30 suelen convertirse en plagas, por su adaptación a ambientes urbanos y su gran movilidad. Suelen aparecer en los hogares, hospitales, almacenes o lugares de procesamiento de alimentos, desde donde transmiten enfermedades y causan reacciones alérgicas cutáneas o en forma de asma.
“Al moverse libremente y alimentarse entre la basura, pueden ser vectores de enfermedades, contaminando productos alimenticios o los utensilios relacionados con su procesamiento”, explica Piulachs Bagà.
La toxicidad de los insecticidas
Hasta ahora, el medio más utilizado para el control de cucarachas ha sido el uso de insecticidas químicos de alta toxicidad, pero su uso tiene muchos inconvenientes: “El empleo continuado de alguno de estos productos ha conllevado la aparición de resistencias en los insectos, que obligan a incrementar las dosis o a usar productos cada vez más tóxicos”, señala Piulachs Bagà. la experta.
Además, la falta de especificidad de los insecticidas químicos hace que puedan ser perjudiciales para otros organismos vivos, incluido el ser humano: “Muchos de los insecticidas que se utilizan actualmente no discriminan entre diferentes organismos”, especifica la experta.
Estos productos han evolucionado rápidamente y han encontrado nuevos compuestos activos, pero no dejan de ser nocivos, lo que ha provocado que el uso de muchos de ellos haya sido restringido o incluso prohibido.