Según una publicación realizada en la revista Nature, un grupo de científicos y expertos en ética solicita una moratoria global de cinco años, con el fin de evitar cambios en el ADN hereditario para crear niños modificados genéticamente.
Esta petición, liderada Eric Lander, director del Broad Institute del MIT, surge a raíz de la controversia producida por el investigador chino He Jiankui, de la Universidad de Shenzhen, quien comunicó en noviembre de 2018 el nacimiento de los dos primeros niños editados genéticamente con CRISPR, una tecnología que permite alterar la secuencia de los genes de una célula.
Para Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), “esto ya es ilegal en muchos países como España, que firmaron el Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina o Convenio de Oviedo en 1997”.
Los límites de la moratoria
Montoliu advierte que en esta propuesta de aplazamiento “no se incluye la edición genética de embriones humanos con finalidad de investigación en el laboratorio –un uso que es legal en España, a través de la Ley de Reproducción Asistida, y en otros países– dentro de unos determinados límites y tras la obtención de los correspondientes permisos y autorizaciones”.
Además, la moratoria tampoco afectaría la edición genética de células en personas adultas con propósito terapéutico. De acuerdo con Montoliu, esta es “una de las formas avanzadas de terapia génica somática, que está ya siendo investigada de forma experimental en un reducido número de patologías congénitas. Por ejemplo, la beta-talasemia, la anemia falciforme o un tipo de amaurosis congénita de Leber”.
esta moratoria critica a aquellos profesionales que, teniendo conocimiento de la investigación de He Jiankui, no tomaron medidas para frenar el experimento con embriones humanos.
Tiempo de debate
Los firmantes de esta petición esperan que las naciones se adhieran voluntariamente para evitar que se vuelva a producir una edición genética en óvulos, espermatozoides y embriones humanos. La iniciativa de aplazamiento plantea que una vez transcurridos los cinco años, los países puedan decidir cómo actuar frente a la edición genética de humanos en determinadas situaciones, siempre que se lleve a cabo un debate abierto con todos los agentes implicados en la sociedad.
Para Montoliu, “la propuesta de moratoria es valiente y novedosa, y no requiere de acuerdos internacionales, sino de la expresión de posiciones a nivel nacional, país a país, lo cual es infinitamente más sencillo que poner de acuerdo a muchas naciones, como continuamente constatamos en la ONU o en la Unión Europea, sin ir más lejos”.
Los investigadores demandantes de este aplazamiento, todos destacadas figuras científicas en el campo de la edición genética con CRISPR, además de promotores del desarrollo tecnológico y miembros de comités consultivos nacionales, proponen a la Organización Mundial de la Salud (OMS) u otro organismo creado especialmente para debatir sobre estos temas a escala internacional. “Cabe recordar que la OMS acaba de constituir un comité de expertos para debatir sobre los múltiples aspectos alrededor de la edición genética”, indica Montoliu.
El Instituto Nacional de la Salud (NIH) de EEUU ya se ha sumado a esta iniciativa, según un comunicado emitido por este mismo organismo.
“la propuesta de moratoria es valiente y novedosa, y no requiere de acuerdos internacionales”