La pancreatitis es una enfermedad que consiste en la inflamación del páncreas a causa de un daño en su tejido provocado por sus propias enzimas. Esta condición causa vómitos, náuseas, en ocasiones fiebre y un característico dolor abdominal intenso que se irradia hasta la espalda. Es importante prestar atención a la pancreatitis porque puede provocar un fallo orgánico mortal.
Los factores más comunes relacionados con la pancreatitis son el sedentarismo, la obesidad y un consumo excesivo de alcohol. Asimismo, una de las causas más frecuentes de pancreatitis en mujeres es la obstrucción de un cálculo biliar.
Más aún, investigadores de la UT Southwestern Medical Center han demostrado que las personas que padecen pancreatitis presentan una deficiencia en una hormona del estrés. FGF21 es una hormona del estrés cuya presencia en nuestro organismo se encuentra mayoritariamente en el páncreas. En cambio, el estudio revela que los niveles de esta hormona en personas con pancreatitis eran mínimos o casi indetectables.
Anteriores estudios ya habían demostrado las capacidades enzimáticas de esta hormona. En particular, FGF21 evita que las enzimas digestivas dañen el páncreas estimulando a este órgano a que secrete enzimas hacia el intestino delgado. La falta de hormonas FGF21 puede significar que este mecanismo no se lleve a cabo, y, en consecuencia, las enzimas permanecerán en el páncreas, dañando su tejido y provocando una inflamación.
Estos hallazgos han abierto nuevas líneas terapéuticas frente a la pancreatitis. Los investigadores de la UT Southwestern Medical Center ya han comenzado a estudiar la posibilidad de desarrollar fármacos que trabajan en la formación de hormonas FGF21.
Tal y como explica el líder del estudio, David Mangelsdorf, la relación de esta hormona con el sistema metabólico ya era latente, puesto que, hay “fármacos de FGF21 que ya están o pronto estarán en ensayos clínicos para condiciones relacionadas con la enfermedad metabólica”. De cara al tratamiento de la pancreatitis los investigadores persiguen crear una terapia que provoque el crecimiento de fibroblastos 21.
Tratamiento frente a la pancreatitis
Estas nuevas líneas terapéuticas son esenciales para hallar una cura a la enfermedad. Actualmente el tratamiento disponible para la pancreatitis aguda es de apoyo. Esto significa que tratan los síntomas y no las causas: aliviar el dolor, reducir la inflamación y mantener los niveles nutricionales adecuados. De hecho, los pacientes con pancreatitis suelen ser tratados con líquidos intravenosos que alivian las dolencias.
Al comienzo del tratamiento suele someterse al paciente a un ayuno absoluto, y en casos más graves, para evitar una infección de la necrosis pancreática, se administran antibióticos y se realiza una nutrición por sonda. A largo plazo, las pautas dietéticas son clave para hacer frente a la enfermedad. Hasta la desaparición del dolor abdominal debe seguirse una dieta estricta baja en grasa.
La cronificación de la enfermedad reduce drásticamente la calidad de vida
Es muy importante vigilar una pancreatitis, y en particular, cuando se cronifica. La cronificación de esta patología suele provenir de un excesivo consumo de alcohol. Una vez alcanzado este estadio, la enfermedad es más dañina. La pancreatitis crónica es peligrosa porque es degenerativa y provoca daños irreversibles.
Cuando se cronifica no deja de progresar y puede llegar a ocasionar daños en el tejido pancreático que afectan a la digestión de los alimentos. A largo plazo, este daño provoca desnutrición, diabetes, fibrosis quística, fistulas pancreáticas, pseudoquistes en el páncreas y problemas de absorción de los alimentos.