La prevalencia del Síndrome del Ojo Seco (SOS), una dolencia crónica de la superficie ocular, ha crecido en la última década hasta alcanzar a más de 5 millones de españoles1. Este trastorno se produce por un descenso en la producción de lágrimas o por una excesiva evaporación de las mismas. En el 86% de los casos2, sus causas se asocian a una disfuncionalidad en las glándulas de Meibomio.
Las glándulas de Meibomio, situadas en el borde interior de los párpados, se encargan de producir una capa de grasa que protege la película lagrimal, evitando su evaporación y preservándola del entorno. Cuando su función se ve afectada, principalmente por una obstrucción en sus conductos, se produce la evaporación de la película lagrimal, característica del Síndrome del Ojo Seco3.
La enfermedad de Ojo Seco muestra picos de prevalencia en adultos a partir de los 69 años y, en general, afecta más a las mujeres, aunque en los últimos años se ha detectado una incidencia creciente entre los jóvenes, asociada al estilo de vida actual: grandes periodos de tiempo delante de pantallas, contaminación, ambientes secos producidos por la climatización (aire acondicionado, calefacción por aire, etc.) y dieta, con más presencia de carnes rojas (Omega 6) que pescados o verduras (Omega 3).
Además de hábitos como los mencionados, cualquier actividad que implique la reducción de la frecuencia de parpadeo (como la lectura), así como el envejecimiento, las cirugías del ojo y algunos medicamentos (antihistamínicos orales, antihipertensivos arteriales, benzodiazepinas, antidepresivos, ácido 13cis-retinoico, etc.), son factores de riesgo del SOS.
#SOSParpadea (www.sosparpadea.com)
Con el objetivo de concienciar sobre la prevención de esta enfermedad y reducir su incidencia, la Sociedad Española de Superficie Ocular y Córnea (SESOC) ha puesto en marcha, en colaboración con Johnson & Johnson Vision, el hashtag #SOSParpadea, que busca llamar la atención de los ciudadanos animándoles a tomarse en serio un hábito tan natural como -precisamente por ello- descuidado: el parpadeo.
“Por ejemplo, cuando miramos fijamente una pantalla, nuestros parpadeos se reducen considerablemente, desde los 22 por minuto habituales a una media de 7, y la mayoría de ellos se hacen parciales, sin terminar de cerrar el ojo por completo”, comenta el Dr. Jesús Merayo, presidente de SESOC.
Por ello, este especialista recomienda “retirar la vista de la pantalla cada 20 minutos, para ayudar a prevenir la enfermedad”, ya que, durante el tiempo de descanso, la frecuencia y la calidad del parpadeo aumentan, ayudando a extender la lágrima, repleta de nutrientes esenciales, sobre toda la superficie ocular y evitando su evaporación: “Puede decirse que, al parpadear, exprimimos las glándulas de Meibomio, segregando la grasa necesaria para proteger la película lagrimal”.
La enfermedad de Ojo Seco, infradiagnosticada e infratatada
SESOC persigue la concienciación de la población sobre una enfermedad que estima infradiagnosticada e infratratada: “Sus pacientes son personas que sufren, con una mala calidad de vida. La enfermedad les afecta tanto en su rendimiento laboral como en su tiempo de ocio y la mayoría suelen manifestar una falta de escucha, tanto por parte de su familia, amigos o compañeros de trabajo como de los médicos”, afirma el Dr. José Manuel Benítez del Castillo, vicepresidente de la Sociedad.
La calidad de vida de un paciente con Ojo Seco moderado o severo es equiparable a la de uno con una angina de pecho moderada o severa4. Entre sus síntomas destacan la fatiga ocular, la incomodidad visual, la sensación de arenilla o de un objeto extraño dentro del ojo, el ardor o escozor, la sensación de sequedad, la mala visión fluctuante y la necesidad de cerrar los ojos más a menudo, principalmente a última hora del día.
“Esto les impide desarrollar la mayor parte de sus actividades diarias, como trabajar frente al ordenador, leer, conducir o ir al cine -explica el Dr. Benítez del Castillo-. Y si se une a la falta de atención a sus síntomas por parte de su entorno, esta baja calidad de vida que experimentan puede llegar a provocar en los pacientes ansiedad o depresión”.
Tratamientos
La mayoría de tratamientos del Ojo Seco se centran en ofrecer un alivio temporal, como las lágrimas artificiales, o no son accesibles para todos los pacientes, ya que algunos, como la ciclosporina, son de prescripción hospitalaria y otros, como el suero autólogo, pueden alcanzar un coste elevado5.
En la actualidad, la introducción de tecnología ha permitido desarrollar tratamientos más novedosos, como los tratamientos de termoexpresión, eficaces contra el Ojo Seco evaporativo producido por la disfunción de las glándulas de Meibomio. Estos tratamientos se basan en la aplicación de calor y presión en el interior de los párpados, limpiando dichas glándulas y eliminando sus posibles obstrucciones.
La termoexpresión restaura, de esta manera, la función de las glándulas de Meibomio, recuperando su estructura y mejorando la capa de grasa que producen, esencial para impedir la evaporación de la película lagrimal y proteger la superficie ocular: los ojos quedan así menos expuestos ante los efectos negativos de los climas secos, las climatizaciones, la contaminación o el uso frecuente de pantallas.
Referencias
1. Viso, E., Rodriguez-Ares, M. T., & Gude, F. Prevalence of and associated factors for dry eye in a Spanish adult population (the Salnes Eye Study). Ophthalmic epidemiology. 2009; 16(1): 15-21.
2. Lemp, M. A., Crews, L. A., Bron, A. J., Foulks, G. N. et al. Distribution of aqueous-deficient and evaporative dry eye in a clinic-based patient cohort: a retrospective study. Cornea. 2012; 31(5): 472-478.
3. Nelson, J. D., Shimazaki, J., Benitez-del-Castillo, J. M., Craig, J. P. et al. The international workshop on meibomian gland dysfunction: report of the definition and classification subcommittee. Investigative ophthalmology & visual science. 2011; 52(4): 1930-1937.
4. Schiffman, R. M., Walt, J. G., Jacobsen, G., Doyle, J. J. et al. Utility assessment among patients with dry eye disease. Ophthalmology. 2003; 110(7): 1412-1419.
5. Jones, L., Downie, L. E., Korb, D., Benitez-del-Castillo, J. M. et al. TFOS DEWS II management and therapy report. The ocular surface. 2017; 15(3): 575-628.