El virus respiratorio sincitial (VRS) en bebés es uno de los principales agentes víricos que causan enfermedades respiratorias en los niños. Gran parte de los bebés contraerán este virus antes de los 2 años de edad. En cifras de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), el 75% de los menores 1 año se infecta por VRS cada año.
El VRS suele presentar síntomas similares a los de un resfriado común, como por ejemplo, fiebre, tos, congestión nasal, estornudos o falta de apetito, pero algunos niños pueden enfermar con mayor gravedad con una elevada carga vírica. En este sentido, puede provocar en menores sanos bronquiolitis, e incluso, en casos más graves, neumonía. Su mortalidad es baja según los datos ofrecidos en el Congreso de la AEPAP de 2020, siendo de un 0 a un 1,5% en países industrializados. Los pacientes de riesgo son los bebés lactantes, prematuros, aquellos que sufran una cardiopatía, hipertensión pulmonar o displasia broncopulmonar y los bebés inmunodeprimidos o con enfermedades inmunológicas.
Su infecciosidad es elevada, lo que lo hace un virus muy contagioso que se propaga, como en el caso de la Covid-19 y otros virus, a través de gotitas expulsadas a través de un estornudo o una tos. De hecho, el virus respiratorio sincitial tiene una alta resistencia que le permite sobrevivir hasta 7 horas en superficies no porosas, según la Asociación Española de Pediatría.
Su impacto es tal, que esta enfermedad suele ejercer una importante carga asistencial del sistema nacional de salud de España, debido a que es el principal virus causante de bronquiolitis y neumonías en bebés con menos de 1 año y el principal motivo de ingreso hospitalario de bebés lactantes según el sistema nacional de salud español.
Tal y como evidencia el estudio Bari, centrado en las hospitalizaciones infantiles de España y Portugal del año 2015 al 2018, la carga asistencial es elevada particularmente entre los meses de noviembre y enero donde el 94% de las hospitalizaciones fueron de niños menores de 2 años sin ninguna patología de riesgo previa.
Su control es importante, es más, los Centros Estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades han alertado que cada vez más menores se contagian del virus sincitial respiratorio durante el verano, cuando este virus tiene una temporada invernal. En España también comienza a observarse un incremento del virus y según los informes de vigilancia epidemiológica del Instituto Carlos III, a mediados de mayo, la positividad por este virus ascendió al 4%; la semana anterior era del 2%.
Una de las razones por las que autoridades de Nueva Zelanda también alertan sobre este virus es debido al confinamiento y mayor aislamiento de la población que vive la población. El distanciamiento social que ha acarreado la pandemia de la Covid-19 ha supuesto que los niños puedan ser más vulnerables de lo habitual a los virus respiratorios y las infecciones, debido a que han estado menos expuestos a distintos gérmenes y patógenos con la reducción de los contactos y distanciamiento.
Falta de trazabilidad del VRS
El virus respiratorio sincitial es un virus de ARN con una capacidad de mutación que evita que nuestro sistema inmunitario sea capaz de desarrollar una inmunidad completa tras hacer frente a la enfermedad por primera vez. Esto hace que las reinfecciones sean comunes, aunque, el sistema inmunitario de un bebé sano será capaz de aprender y hacer que cada reinfección sea más leve.
Por este motivo, el VRS es un reto constante por el que numerosos especialistas en pediatría sugirieron en ‘Light on Vax 4’, el evento anual organizado por Sanofi Pasteur que reúne a los principales expertos nacionales e internacionales en el ámbito de las vacunas, avanzar en el desarrollo de estrategias de inmunización frente a este virus en España.
Uno de los principales retos que los expertos señalan es el diagnóstico. A pesar de que el 87% de las bronquiolitis se tratan exclusivamente en Atención Primaria (AP), no existen protocolos de diagnóstico virológicos enfocados a detectar este virus en AP en España. Generalmente, no se demuestra que las bronquiolitis estén causadas por el VRS ya que los protocolos actuales en este nivel asistencial no establecen la necesidad de hacer test diagnósticos, al considerarse que no van a modificar la evolución de la enfermedad.
Esta falta de diagnóstico implica la imposibilidad de trazar el impacto del virus sincitial respiratorio. Según el Dr. Octavio Ramilo, jefe de Enfermedades Infecciosas e investigador del Nationwide Children’s Hospital de Columbus, en Ohio, “hay que empezar a hablar del virus respiratorio sincitial, no basta con decir que es una bronquiolitis, porque si no podemos demostrar el impacto real del virus, no podremos convencer a las compañías ni a las administraciones sanitarias de la necesidad de implementar estrategias de prevención”.
Futuros abordajes terapéuticos
Actualmente no existe una línea de tratamiento establecida más allá que el tratamiento habitual de un resfriado, y nunca se utilizan antibióticos porque el VRS es un virus, y los antibióticos solo son eficaces contra las bacterias.
Desde hace años se ha trabajado en el reto de encontrar una vacuna para eliminar este virus. La Asociación Española de Pediatría explica en un documento sobre la enfermedad que el principal reto es que una vacuna “ha de ser eficaz en los niños menores de tres meses, que es cuando la infección tiene más alta incidencia y gravedad. Sin embargo, estas edades pueden persistir algunos anticuerpos transmitidos desde la madre que neutralizarían la acción de una vacuna”. Asimismo, dada la existencia reinfecciones, otro asunto a resolver sería el número de dosis que deberían inocularse, o si serían capaces de resistir a los cambios estacionales del virus las propias vacunas.
Recientemente, Moderna anunció que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) le había concedido la designación de vía rápida a mRNA-1345, su vacuna experimental de ARNm de dosis única contra el virus respiratorio sincitial (VRS).
Aunque, lo cierto es que la aprobación no está destinada para bebés, sino que se ha aprobado en mayores de 60 años. El director general de Moderna, Stéphane Bancel, explicó esta semana que tienen en mente a los pacientes más jóvenes, y por ello señaló que «estamos buscando una vacuna de ARNm contra el VRS para proteger a las poblaciones más vulnerables: los niños pequeños y los adultos mayores. Estamos estudiando ARNm-1345 en estas poblaciones en un ensayo clínico en curso y esperamos compartir los datos cuando estén disponibles”. Se trata del estudio en fase 1 de mRNA-1345 que ya está en marcha para evaluar la tolerabilidad y reactogenicidad de mRNA-1345 en adultos jóvenes, adultos mayores y niños.
Hasta la llegada de una vacuna, el mayor avance actualmente se encuentra en los tratamientos basados en anticuerpos monoclonales. Hasta el momento, palivizumab, un anticuerpo monoclonal que se administra por vía intramuscular, era la única opción aprobada para la prevención de infecciones del tracto respiratorio inferior (LRTI) causadas por VRS. Está indicado para pacientes pediátricos con antecedentes de nacimiento prematuro y que tienen seis meses de edad o menos al comienzo de la temporada del VRS. Además, está aprobado tanto para pacientes con displasia broncopulmonar (DBP) que requirieron tratamiento médico en los seis meses.
Más aún, recientemente, Sanofi y AstraZeneca presentaron los resultados del primer anticuerpo monoclonal destinado para la población general de bebés. En concreto, este tratamiento tiene como objetivo terapéutico proteger a los bebés sanos en su primer contacto con el virus sincitial respiratorio.
La administración del anticuerpo protector es directa en el bebé, durante el primer año de vida, y proporcionaría una inmunización pasiva y una protección rápida. El ensayo MELODY en fase 3 demostró que este anticuerpo monoclonal, nirsevimab, reduce las infecciones de las vías respiratorias inferiores (IVRI) que requieren atención médica (hospitalización o ambulatoria) debido al virus respiratorio sincitial (VRS) en niños prematuros sanos y en nacidos a término.