Tanto una leve fisura como una gran rotura de un hueso se consideran fracturas de huesos. Estas pueden requerir de un largo período de curación y de rehabilitación y recuperación de la movilidad. Pero, ¿cómo es la curación de fracturas óseas?
Hay que recordar que tanto las fracturas como las roturas suele provocar gran dolor e hinchazón de la zona. Además, pueden aparecer otros problemas. Por ejemplo, el hueso puede salirse de su sitio y deformarse; o dañar los vasos sanguíneos o nervios próximos.
Tipos de fracturas óseas
Las fracturas óseas pueden ser diversos tipos, adecuándose el tratamiento al cómo sea la rotura:
- Simple: en este tipo, ni siquiera la piel se ve afectada.
- Compuesta: el hueso fracturado está próximo a la superficie de la piel.
- Conminuta: el hueso aparece fragmentado.
- Desplazada: en este tipo de fractura, los extremos del hueso no están alineados.
- Por estrés: también denominada «de desarrollo lento», se produce poco a poco.
- Fractura en tallo verde: conocida también como fractura de huesos blandos, es común en niños pequeños.
- Patológica: la que se produce a causa de una enfermedad subyacente que debilita al hueso y lo acaba fracturando.
¿Cómo debe ser la curación de fracturas óseas?
Los huesos rotos tienen una gran capacidad para curarse y soldarse. Un proceso que es realmente asombroso en el caso de los niños. Así, la curación de fracturas óseas puede tardar solo unas pocas semanas, si bien la total curación del hueso posiblemente llevará más tiempo.
Así, los especialistas establecen que la curación de fracturas óseas consta de 3 etapas:
- Etapa inflamatoria: comienza en el mismo instante en el que se produce la fractura del hueso. La zona se hincha y duele; y se produce un gran hematoma alrededor del hueso roto.
- Etapa de reparación: el hematoma permanece. Sin embargo, se empieza a formar un callo o hueso blando. El callo conseguirá que el hueso se mantenga unido, si bien es una unión frágil y no permite poder utilizar la parte fracturada.
- Etapa de remodelación: se inicia pasadas seis semanas tras la lesión. En este momento se produce la sustitución del callo duro por el hueso normal, aunque su contorno aún será irregular. Con el paso del tiempo, el hueso recobrará su aspecto anterior.
Pero, ¿cómo saber si una fractura está sanando? En un primer momento, el dolor y la inflamación serán indicios de que el proceso de curación está en marcha. De todos modos, será preciso acudir a urgencias realizar una radiografía y comprobar el alcance de la fractura. Además, el médico decidirá si es necesario colocar una escayola o una férula para inmovilizar los huesos rotos y favorecer su curación.
De no curarse en el plazo de tiempo habitual, será necesario explorar los factores que lo estén impidiendo. Por ejemplo, que estemos ante una fractura compleja, una deficiencia de vitaminas o una enfermedad ósea, entre otras posibilidades.