En nuestro país existen altas tasas de cobertura de vacunación con la triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis) por eso nos movemos en un rango relativamente bajo si nos comparamos con Europa aún así se han producido en España entre 100 y 300 casos de sarampión en los últimos años.
Si tenemos contacto cercano con un caso de sarampión y no estamos vacunados es casi imposible no infectarnos. Que se produzca o no un brote significativo dependerá directamente de la tasa de vacunación de la población cercana y de las medidas preventivas que se lleven a cabo, cuando aparece una persona infectada es necesario el aislamiento aéreo y de contacto
Los expertos consideran que la pérdida del respeto a la enfermedad puede deberse a la reducción del número de muertes por la misma, lo que propicia a su vez la propagación de teorías no científicas basadas en “es mejor padecer el sarampión que vacunarse, pues se consigue una inmunidad más solida”.
El sarampión, además de matar puede tener graves secuelas por lo que inmunizarse “de forma natural” puede resultar negativo. Las complicaciones más importantes son ceguera, encefalitis, diarrea grave, infecciones de oído y respiratorias graves.
¿Por qué es importante vacunar a los niños?
Algunos padres sostienen que la vacuna puede provocar encefalitis, sin embargo los expertos señalan que la prevalencia es inferior a uno por cada millón de niños vacunados. Para conseguir que los mensajes de los antivacunas no calen en la sociedad es necesario mejorar la comunicación de los padres, siempre desde el respeto y la empatía. No se trata de atacar a una familia por no querer vacunar a sus hijos sino de ayudarlos a superar sus fobias, y eso no se consigue obligando a vacunar.
Las vacunas han demostrado ser la medida más costo-efectiva utilizada en salud pública. En España el programa de vacunación se inició en 1963, año en que se llevó a cabo la vacunación masiva con la vacuna de la polio oral (VPO).
En 1965 se incorporaron las vacunas frente a difteria, tétanos y tos ferina (DTP), en 1978 se incorporó la del sarampión y en 1981 se generalizó el uso de la triple vírica frente a sarampión, rubéola y parotiditis (SRP).
En la década de los noventa se han incorporado las vacunas contra la hepatitis B y Haemophilus influenzaetipo b. En el 2000 se incorporó la vacuna conjugada frente al meningococo tipo C.
En 2005 se introdujo la vacuna contra la varicela en adolescentes susceptibles entre 10-14 años y en 2008 comienzan las campañas de vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH) en una única cohorte de niñas entre los 11-14 años, a decidir en cada comunidad autónoma.