¿Qué es la costocondritis? Descubre sus causas y tratamiento

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Costocondritis
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Las causas del dolor torácico pueden ser varias: desde posibles traumatismos a problemas asociados a los músculos, pasando por patologías superfluas o mortales como tromboembolismo pulmonar o infarto de miocardio.

Una de las causas musculoesqueléticas que podrían explicar su aparición es la costocondritis, una inflamación que tiene lugar en la zona del dolor. Actualmente, está siendo asociada al Covid-19, aunque aún no es un síntoma oficial admitido por la Organización Mundial de la Salud.

¿En qué consiste la costocondritis?

La costocondritis es una inflamación del cartílago que une la costilla con el esternón. El dolor es similar a algunas enfermedades del corazón como el infarto de miocardio, por eso puede confundirse fácilmente.

El resultado es un dolor en la pared torácica, que puede venir acompañado de una hinchazón. Los síntomas más habituales de la costocondritis, por tanto, son un dolor agudo en el lado izquierdo del esternón, que afecta a varias costillas y que empeora cuando toses o respiras profundo. 

La costocondritis puede remitir por sí sola sin hacer nada, aunque el dolor puede durar algunas semanas. El tratamiento, básicamente, está centrado en aliviar el dolor, mientras esperamos a que la enfermedad desaparezca. La costocondritis y dorsalgia pueden ser afecciones parecidas, pero los síntomas y tratamiento son distintos.

Principales causas de la costocondritis

Los factores que suelen provocar su aparición son los siguientes:

  • Lesiones como un golpe en el pecho.
  • Artritis. La costocondritis pueden ser la consecuencia de alguna patología concreta, como artritis reumatoide, la artrosis o la espondiloartritis anquilosante.
  • Tumores. Ya sean cancerígenos o no, pueden hacer que este dolor aparezca. Además, el cáncer procedente de otras áreas del cuerpo, como el pulmón o la mama, puede llegar hasta la articulación que lo provoca. 
  • Tensión física provocada por un ejercicio intenso o al levantar algo pesado.
  • Infección en la articulación de las costillas por acción de hongos, bacterias o virus, como sífilis o tuberculosis.
  • Síntoma del Covid-19. Muchas personas que lo han padecido, han sentido este dolor, incluso después de que remitiera la enfermedad. Ahora bien, aún no ha sido añadido como un síntoma oficial.

Tratamiento de la costocondritis: medicación, terapia y cirugía

Como ya hemos mencionado, la costocondritis desaparece sola. Aunque muchas personas deben iniciar un tratamiento para reducir el dolor, que puede durar semanas.

  • Medicamentos. Tu médico puede recomendarte la ingesta de: tranquilizantes, cuando el dolor es bastante intenso, antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno, antidepresivos para controlar el dolor crónico o medicamentos anticonvulsivos, que suelen ser utilizados para tratar la epilepsia gabapentina.
  • Terapia. Consiste en tratamientos de fisioterapia, entre los que destacan: suaves ejercicios de estiramiento y la estimulación nerviosa a través de parches adhesivos que se colocan cerca de la zona con objeto de impedir que las señales de dolor llegan al cerebro.
  • Otros procedimientos. Si las anteriores medidas no hacen nada, el médico puede recomendarte la inyección directa de un corticoesteroide o anestésico en la articulación donde se genera el dolor.

En el caso de costocondritis en niños es importante acudir al médico especialista para que valore las diferentes opciones que se pueden llevar a cabo. Los niños están en periodo de crecimiento, por lo que los tratamientos pueden ser distintos.

¿Cómo aliviar la costocondritis con remedios caseros?

Además de seguir las recomendaciones del médico, los afectados por la costocondritis también pueden optar por implantar algunos hábitos diarios en su estilo de vida.

  • Calor o frío. Aplica unas compresas calientes o utiliza hielo en la zona que te produce tanto dolor, y hazlo varias veces al día para aplacarlo y obtener un alivio.
  • Descansar. Algunas actividades, como levantar algo pesado, pueden intensificar el dolor. Intenta descansar y evitar realizarlas tanto como sea posible.
  • Antiinflamatorios no esteroides. El ibuprofeno, por ejemplo, es uno de los medicamentos que más utilizamos para reducir el dolor en las articulaciones. Recuerda pedir consejo a tu médico antes de adquirirlo y, lo más importante, nunca te automediques.

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