Las células asesinas mejoran el tratamiento del cáncer de mama agresivo

Aquellas mujeres que habían sido tratadas antes de la cirugía, con anticuerpos monoclonales contra HER2, tenían más posibilidades de lograr una respuesta completa de la enfermedad al tratamiento.

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Investigadores del Hospital del Mar, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y de la Universidad Pompeu Fabra, con la colaboración de profesionales de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y del Hospital Clínico de Valencia, han descubierto que las pacientes con uno de los tipos de cáncer de mama más agresivo, el HER2 positivo, tienen más opciones de obtener una respuesta completa al tratamiento si los tumores presentan niveles altos de un tipo concreto de linfocito, las llamadas células asesinas naturales (en inglés natural killer cells o NK).

En el estudio, publicado en Clinical Cancer Research, se han utilizado más de un centenar de pacientes con este tipo de cáncer de mama y los resultados han permitido conocer que aquellas mujeres que habían sido tratadas antes de la cirugía, con anticuerpos monoclonales contra HER2, tenían más posibilidades de lograr una respuesta completa de la enfermedad al tratamiento. Sin embargo, en los casos con niveles bajos de NK, raramente se lograba una remisión completa.

“Hay una asociación entre la presencia de linfocitos NK y la eliminación completa de los tumores durante el tratamiento con anticuerpo terapéuticos específicos de HER2. Hay tumores en los que no se detectan linfocitos NK y, en estos casos, las respuestas al tratamiento son parciales o inexistentes”, ha explicado Aura Muntasell, investigadora del Grupo de investigación en Inmunidad e Infección del IMIM.

Nuevas investigaciones

En la actualidad, los investigadores trabajan para validar el valor predictivo de las células NK en muestras de pacientes con cáncer de mama, tratadas con terapias contra HER2 en ensayos clínicos. “Desde el punto de vista inmunológico, este estudio nos indica, de forma indirecta, que las células NK pueden tener un papel activo en el efecto antitumoral del tratamiento. Por tanto, anima a seguir invirtiendo esfuerzos para buscar estrategias que hagan llegar más células NK al tumor y potencien su actividad con el objetivo de incrementar la eficacia clínica de los tratamientos con anticuerpos anti-HER2”, ha señalado Muntasell.

También estudian la posibilidad de realizar un trasplante de células NK de pacientes sanos a pacientes con cáncer o realizar terapia celular con estos linfocitos para obtener una mejor respuesta. “Estamos diseñando un ensayo clínico para probar la viabilidad del trasplante de células NK en mujeres con cáncer de mama HER2 positivo en combinación con anticuerpos monoclonales. Este ensayo clínico es el resultado de años de investigación colaborativa liderada por Ignacio Melero, del Centro de Investigación Médica Avanzada (CIMA), hecha en colaboración con investigadores del VHIO y del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, con financiación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC)”, ha subrayado el Dr. Albanell.

Nivel de expresión de las moléculas HLA clase I

Otro elemento que se ha analizado ha sido la relación entre el nivel de expresión de las moléculas HLA de clase I en las células tumorales (moléculas que se expresan en la superficie del tumor y que son únicas en cada individuo), y el riesgo de recaída. Estas moléculas permiten que otros linfocitos del sistema inmunitario (linfocitos T) reconozcan a los tumores y participen en su eliminación.

Algunos tumores silencian total o parcialmente la expresión de las moléculas HLA de clase I para evitar el reconocimiento por los linfocitos T. El estudio indicaría que los tumores que han silenciado la expresión de HLA de clase I presentan un riesgo más alto de recaída a largo plazo. Según Albanell, “la combinación de la expresión de HLA clase I y de células NK puede mejorar la capacidad de prever recaídas a largo plazo y nuevas maneras de enfocar el tratamiento”.

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