Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 1 prefieren administrarse la insulina inmediatamente antes o después de las comidas. De hecho, así lo ha manifestado el 73% de los adultos con esta patología y el 67% de los padres con niños que la padecen.
En concreto, el 42% de adultos y el 44% de los padres prefiere administrarse la insulina inmediatamente antes y el 31% de adultos y el 23% de los padres lo prefiere inmediatamente después.
Esta ha sido una de las conclusiones de la encuesta internacional “The burden of mealtime insulin dosing in adults and children with type 1 diabetes”, desarrollada por Novo Nordisk. Su objetivo ha sido evaluar las actitudes, comportamientos y el impacto general de la dosificación de insulina en bolo antes de las comidas (15-20 minutos).
Glucemia postprandial
Como explica el doctor Cristóbal Morales, que ha participado en el desarrollo de dicha encuesta como responsable del Hospital de Día & Unidad de Investigación de Diabetes del Hospital Universitario Virgen Macarena, la glucemia postprandial, es decir, los niveles de azúcar después de las comidas, es una parte importante de la glucemia total (HbA1c).
En palabras de este experto, en general, permanecemos más del 60% del tiempo en periodo prandial. Por esto, incide en que, “controlar los niveles de azúcar en sangre tras la ingesta de alimentos es clave en el tratamiento de las personas con diabetes”.
Así que, ajustar la glucemia postprandial es fundamental para conseguir los objetivos glucémicos y prevenir complicaciones asociadas a esta patología.
Administrar la insulina: impacto en calidad de vida
Todavía hay muchos pacientes que no consiguen controlar los niveles de azúcar tras las comidas.
En este sentido, para lograrlo y mejorar también su calidad de vida, un alto porcentaje de los participantes en el estudio, 67% de adultos frente a un 72% de los padres, han afirmado que lo mejor es poder realizar esta rutina diaria justo antes o después de las comidas.
Al respecto, los médicos encuestados también coinciden, ya que el 91% piensa que hacerlo entre 15-20 minutos antes crearía una carga adicional en su vida diaria. Y esto también lo creen el 82% de los adultos y el 93% de los padres.
En palabras del doctor Morales, “prefieren hacerlo justo antes por miedo a tener una hipoglucemia o por no saber exactamente cuánto o qué se va a comer. Así, pierden una oportunidad de mejora de su control glucémico y, más en concreto, de sus picos posprandiales”.
Como continúa este experto, “los análogos de insulinas rápidas exigen, salvo circunstancias concretas, inyectarse 15 minutos antes, frente a las insulinas humanas regulares que suele ser 30 minutos antes”.
Por otro lado, añade, “está el caso de faster aspart que permite inyectarse justo en el momento de la ingesta, dos minutos antes de empezar a comer. Además, tiene la posibilidad de administrarse hasta 20 minutos después”.
El desafío de dosificar la insulina
La encuesta ha dejado también constancia de que a las personas con diabetes no sólo hay que enseñarles a comer correctamente, sino también a ajustar la dosis de insulina en función de lo que van a comer. Más del 90% han afirmado que esto les supone un desafío, lo que han corroborado todos los médicos.
Así, llama la atención que el 70% de los adultos y el 81% de los padres han asegurado que no prevén bien lo que van a comer. En consecuencia, más de una vez a la semana deben tomar medidas correctivas, ya sea comiendo más o administrándose más dosis de insulina (el 68 y 79%, respectivamente).
Por eso, el doctor Cristóbal Morales pone de relieve que, “medir la glucemia posprandial es muy importante. Sin embargo, por falta de información, dejadez, cansancio u olvido en otros casos, aún hay un alto porcentaje que no mide sus niveles de insulina”.
Por tanto, insiste en que, “es necesario aumentar el conocimiento e interés de los profesionales sanitarios y las personas con diabetes sobre el control de la glucemia después de las comidas”.