Más cerca de la medicina de precisión en el abordaje del edema macular diabético

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La medicina de precisión se está abriendo camino en el tratamiento del edema macular diabético (EMD). La individualización terapéutica está cada vez más cerca gracias a la existencia de biomarcadores que permiten predecir la buena respuesta ante un abordaje inflamatorio de esta patología. Esta es una de las cuestiones que se abordaron durante el Simposio ‘Abordaje inflamatorio en EMD: Construyendo la medicina de precisión’. La mesa, promovida por Allergan, an AbbVie company, se celebró en el marco del XXV Congreso de la Sociedad Española de Retina y Vítreo (SERV).

Aproximadamente el 7,6% de los pacientes con diabetes en el mundo padecen edema macular diabético. Esto se traduce en que, en España, cerca de 300.000 personas sufren esta patología , que puede desembocar en ceguera irreversible si no se trata. En el curso de esta enfermedad, la mácula –la parte de la retina responsable de la visión central y de los detalles– se inflama y acumula líquido. Normalmente, esto sucede como consecuencia de los cambios metabólicos secundarios provocados por el mal control de la glucemia en personas con diabetes.

¿Cómo se trata el edema macular diabético?

El objetivo de los tratamientos del edema macular diabético es evitar el deterioro de la mácula. Para la toma de decisiones acerca del tratamiento óptimo, los especialistas cuentan con una herramienta clave: los biomarcadores, que han demostrado su valor predictivo sobre la respuesta al tratamiento. Así, permiten individualizar la terapia al tener en cuenta el mecanismo fisiopatológico predominante en cada paciente.

Actualmente, existen biomarcadores que permiten distinguir los edemas en los que la inflamación juega un papel preponderante, facilitando la predicción de la buena respuesta de los fármacos antiinflamatorios de uso intravítreo. Para detectarlos, es necesario el uso de la tomografía de coherencia óptica (OCT).

Los biomarcadores clave del edema macular diabético

“El EMD es una patología multifactorial en la que el peso de la inflamación va aumentando conforme avanza la cronicidad del edema”, explica la Dra. Maribel López Gálvez, jefa de la Unidad de Retina del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Es por este motivo que es necesario realizar una correcta medición de biomarcadores inflamatorios, como son:

  • El desprendimiento neurosensorial (DNS), presente en hasta el 30% de los pacientes con EMD.
  • La presencia de puntos hiperreflectivos (HRF), con una prevalencia del 41%.
  • El tamaño de los grandes quistes intrarretinianos, que aparecen en el 17% de los pacientes.
  • El alto grosor macular central (>450µm) que padece el 41,6% de las personas con EMD.

Se estima que hay cerca de un 40% de pacientes no respondedores o que son respondedores subóptimos a la terapia estándar basada en antiangiogénicos. La incorporación de estos biomarcadores a la práctica clínica podría permitir la individualización del tratamiento y considerar otras terapias, como las basadas en implantes intravítreos de dexametasona.

Cambio temprano

Para la Dra. López Gálvez, la clave del éxito del tratamiento del EMD reside en “la rapidez con la que se establece, la exactitud a la hora de detectar la estrategia terapéutica adecuada y la rigurosidad en su cumplimiento”. “Es por ello que, si a un paciente tratado con terapia antiangiogénica se le localiza un componente inflamatorio preponderante, será necesario un cambio temprano al tratamiento con corticosteroides intravítreos. De esta manera, se evita el deterioro desde una fase temprana”.

Otra ventaja adicional es que se requiere de un menor número de inyecciones con este tipo de terapia frente a las empleadas en primera línea, disminuyendo el número de visitas hospitalarias y facilitando la adherencia terapéutica.

Mejorar la precisión en el abordaje del EMD

La cita también contó con la participación del Dr. Giacomo Panozzo, especialista en patologías de la retina y profesor en la European School for Advanced Studies in Ophthalmology (ESASO), en Suiza. El Dr. Panozzo es, además, el primer firmante de un artículo publicado en el ‘European Journal of Ophthalmology’ sobre la clasificación del edema macular diabético.

En el simposio, presentó los aspectos clave de dicha clasificación, la cual tiene por objeto proporcionar a los oftalmólogos una herramienta simple, directa y objetiva, para clasificar el edema macular diabético. Esta clasificación, junto con la utilización de biomarcadores de imagen, están permitiendo la implantación de la medicina de precisión en el ámbito del EMD. “El manejo del paciente con EMD está cambiando. La clasificación que presentamos, basada en las características de los biomarcadores obtenidos por OCT, permite una individualización del tratamiento que, hasta ahora, no existía”, afirmó el Dr. Panozzo.

Sobre la clasificación

La clasificación es válida tanto para ojos naïve como para los ya tratados, independientemente de la naturaleza de la terapia que se estuviera siguiendo. Así, se han podido diferenciar cuatro etapas en el transcurso del EMD: temprano, avanzado, grave y atrófico. “Estas etapas reflejan la severidad de la enfermedad y la rapidez en la progresión de la misma”, explica el Dr. Panozzo.

El aspecto más relevante de esta clasificación, propuesta por un panel de expertos internacional, es que permite estandarizar la situación en que se encuentran los pacientes y ayudar a tomar decisiones terapéuticas. En palabras del Dr. Panozzo, esta clasificación “es un instrumento más para mejorar la precisión en el abordaje del EMD, y permite a los especialistas tomar decisiones terapéuticas adecuadas a la situación y evolución del EMD de cada paciente, basándose en la evidencia científica”.

La Dra. López Gálvez ha recordado que «es una gran noticia para los pacientes que padecen enfermedades oculares que la medicina de precisión tenga su lugar en el ámbito oftalmológico. Ahora, el reto es llevar esa precisión a la práctica clínica y tratar a los pacientes en el momento oportuno con el tratamiento adecuado”.

Los expertos presentes en el simposio concluyeron que es necesario avanzar hacia la medicina de precisión y la individualización del tratamiento. Esto permitirá reducir considerablemente el impacto del EMD frenando el deterioro visual, mejorando la calidad de vida de las personas con diabetes y, en última instancia, evitando la ceguera irreversible.

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