El oxalato es una sustancia que podemos consumir a través de los alimentos y que también produce nuestro propio organismo de forma natural. A pesar de que generamos e ingerimos oxalato, lo cierto es que los mamíferos no pueden digerir esta sustancia. Esto significa que el organismo de los seres humanos no tiene la capacidad de metabolizar el oxalato o de hacer que se adhiera a las proteínas. Por ello, el cuerpo trabaja para eliminarlo y lo hace a través de los riñones.
La expulsión del oxalato se hace por la vía urinaria. Unos niveles adecuados de oxalato deben ser inferiores a 45 mg por día. Cuando los resultados de orina muestran cifras superiores es importante acudir al especialista para estudiar si puede tratarse de hiperoxaluria.
La hiperoxaluria es una enfermedad relacionada con la presencia excesiva de oxalato en el organismo. El desarrollo de esta patología a causa de un trastorno hereditario genético se llama hiperoxaluria primaria. Este tipo de hiperoxaluria se desarrolla debido a que el hígado es incapaz de fabricar una enzima que impide la sobreproducción de oxalato. Hasta ahora se han identificado tres tipos de hiperoxaluria primaria que provienen de tres alteraciones genéticas distintas del gen AGTX.
LA ALIMENTACIÓN Y LAS ENFERMEDADES INTESTINALES GUARDAN UNA ESTRECHA RELACIÓN CON EL EXCESO DE OXALATO
Existen alimentos con elevado contenido en oxalato que pueden influir en el desarrollo de hiperoxaluria y cálculos renales. El café es uno de los alimentos con más cantidad de oxalato. Este producto contiene aproximadamente 650 mg de oxalato por cada 100 mg de café.
Otros alimentos a tener en cuenta son las espinacas, la remolacha, la cerveza o el germen de trigo. Todos ellos contienen niveles por encima de los 200 mg de oxalato por cada 100 mg de alimento. El consumo de estos alimentos debe ser moderado para personas con hiperoxaluria o con riesgo de desarrollarla.
Las personas con enfermedades gastrointestinales también sufren problemas de oxalato relacionado con la absorción de los alimentos. El síndrome de intestino corto y la enfermedad de Crohn son patologías que provocan una sobre absorción de los alimentos. En consecuencia, al ingerir alimentos con oxalato las personas que sufren enfermedades metabólicas pueden absorber más cantidad de oxalato de la necesaria. El desarrollo de hiperoxaluria en personas con enfermedades intestinales se llama hiperoxaluria entérica.
Consecuencias de la sobreproducción de oxalato
Uno de los primeros síntomas de la enfermedad es la frecuente presencia de cálculos renales. Las cantidades sobrantes de oxalato que contiene el organismo, y que no es capaz de eliminar, pueden combinarse con calcio y formar cristales o cálculos renales. Esta constante formación de cálculos es dañina para los riñones y puede provocar insuficiencia renal.
Asimismo, la consecuencia de mayor gravedad provocada por la hiperoxaluria y los excesivos niveles de oxalato en el organismo es la oxalosis. La oxalosis es el término para describir el mal funcionamiento de los riñones a causa de tener cantidades ingentes de oxalato en la sangre.
Cuando el organismo continúa segregando oxalato sin ser capaz de eliminarlo, este termina esparcido por todo el cuerpo. El oxalato comienza acumulándose en la sangre, luego en los ojos, los huesos, la piel y los músculos. Finalmente, llega hasta los vasos sanguíneos, el corazón y el resto de los órganos.
Soluciones terapéuticas
La única solución para las personas que padecen hiperoxaluria es el trasplante hepático y renal. Tras realizar el trasplante, el hígado no generará oxalato, y por ello, los niveles de esta sustancia estarán controlados. Posteriormente, los pacientes deben continuar de por vida con un tratamiento inmunosupresor que evite que el cuerpo rechace a los nuevos órganos trasplantados.
La terapia génica a través de un agente terapéutico de ARN de interferencia para la hiperoxaluria hereditaria del tipo 1 ofrece un futuro prometedor a los pacientes con esta enfermedad. Recientemente la Comisión Europea ha concedido a Alnylam Pharmaceuticals la autorización de comercialización de Lumasiran.
Este tratamiento trabaja en la reducción de los niveles de producción de la enzima glicolato oxidasa. Según los resultados del estudio ILLUMINATE-A el 84% de los sujetos tratados con Lumasiran alcanzaron niveles adecuados de oxalato urinario.