Se trata de una infección causada por un virus. Suele afectar más a niños que adultos, por lo que se considera una infección infantil. En su momento era frecuente que existiera, pero actualmente es posible su prevención gracias a una vacuna.
El sarampión puede llegar a ser hasta mortal para los niños pequeños. Sin embargo, las tasas de mortalidad se han ido reduciendo en todo el mundo gracias a la administración de la vacuna contra esta enfermedad.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los signos y síntomas del sarampión aparecen entre 10 y 14 días después de la exposición al virus:
- Fiebre.
- Resfriado.
- Tos seca.
- Dolor en la garganta.
- Conjuntivitis.
- Manchas de color blanco que aparecen en la boca y en el revestimiento de las mejillas, con centro azulado y el fondo rojo.
- Sarpullido de manchas grandes y planas.
Hay varias etapas que ocurren durante la infección
- Infección e incubación: Esta etapa se da en los primeros 14 días después de haber contraído la infección, y se produce la incubación del virus. En este período, no ocurren otro signos ni síntomas.
- Signos y síntomas inespecíficos: Por lo general, suele comenzar con leve fiebre o medarada, acompañada de tos, un resfriado, dolor de garganta y conjuntivitis.
- Enfermedad aguda: Aquí se produce una erupción cutánea, la cual consiste en pequeñas manchas rojas, las cuales son levemente elevadas. Además, los puntos y bultos en estrechos grupos le dan un aspecto rojizo moteado. Por lo general, estas erupciones suelen aparecer primero en el rostro. En estos días, la erupción cutánea llega a extenderse por los brazos y los muslos. La fiebre aumenta pasando a 40 Cº. En este momento la enfermedad alcanza su pico más alto y ya empieza a disminuir gradualmente, desapareciendo del rostro y, seguidamente, del resto del cuerpo.
- Período contagioso: Aunque la enfermedad haya desaparecido aparentemente, una persona con sarampión puede contagiar al resto hasta ocho días después de empezar a tenerla
¿Cuáles son las causas?
Es una enfermedad altamente contagiosa, que es causada por un virus reproducido en la nariz y en la garganta de un niño o un adulto. El principal factor es el contagio mediante otro enfermo, ya que con la tos, el estornudo o el habla se puede producir el contagio.
También podemos encontrar otros factores de riesgo que pueden provocar el contagio:
- No estar vacunado: Si no se ha recibido la vacuna del sarampión, hay muchas más posibilidades de que se manifieste la enfermedad.
- Viajar a otros países: Si viajas a países que están en desarrollo, en los que el sarampión suele ser más frecuente, hay mayor riesgo de tener la enfermedad.
- Deficiencia de vitamina A: En caso de que no tengas suficiente cantidad de vitamina A en la dieta, puedes tener síntomas más graves y complicados.
¿Qué complicaciones puede tener?
La enfermedad puede llevar a distintos problemas a parte de la propia infección.
- Otitis: Es una de las complicaciones más frecuentes del sarampión. Se trata de la infección bacteriana del oído.
- Bronquitis: Puede provocar también inflamación de la laringe, o de las paredes internas de los tubos bronquiales.
- Neumonía: Las personas con un sistema inmunitario que se encuentra con ciertas dificultades, pueden contraer una variedad de neumonía que puede ser mortal.
- Encefalitis: Se puede contraer también una complicación llamada encefalitis, la cual puede manifestarse poco después de contraer el sarampión o después de varios meses.
- Problemas de embarazo: Hay que tener cuidado si está embarazada, ya que contagiarse de sarampión en este estado es muy peligroso para la persona y para el bebé.
¿Cómo se puede prevenir?
En caso de que alguien sufra el sarampión, se deben tomar ciertas precauciones para proteger al resto de gente.
- Aislamiento: El sarampión resulta muy contagioso, por lo que desde casi los cuatro días antes, hasta los 4 posteriores a la aparición de las erupciones cutáneas, los pacientes con sarampión no deben realizar actividades que incluyan interacción con otras personas. Además, las personas deben encontrarse alejadas de la persona afectada por la enfermedad.
- Vacunación: Lo ideal es que todas las personas que han sufrido esta enfermedad, se encuentren vacunadas. Y las que estén en riesgo de padecerlo, y no hayan sido vacunadas, reciban dicha vacunación lo antes posible.
- Promueve y preserva la inmunidad generalizada: Desde la introducción de la vacuna contra el sarampión, esta enfermedad está prácticamente erradicada de los Estados Unidos, aun cuando existen personas que no están vacunadas. Este efecto se conoce como inmunidad colectiva. Es posible que esta inmunidad colectiva se esté debilitando, posiblemente a causa del descenso en las tasas de vacunación. Recientemente, la tasa de sarampión en los EE.UU. aumentó de un promedio de 60 casos anuales a 205 casos anuales.
- Prevención de la reaparición del sarampión: Las tasas de vacunación estables son importantes, ya que poco después de que estas decaen, el sarampión comienza a reaparecer. En 1998, se publicó un estudio (ahora desacreditado) que relacionaba de forma errónea el autismo con la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR o triple viral). En el Reino Unido, donde se originó el estudio, la tasa de vacunación llegó al punto más bajo de la historia: un 80 por ciento para todos los niños en el período entre 2003 y 2004. En el año 2008, se confirmaron en laboratorio casi 1400 casos de sarampión en Inglaterra y Gales