¿Qué es la pericarditis y por qué se produce?

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Pericarditis
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El corazón está recubierto por una membrana llamada pericardio. Una membrana que puede inflamarse y provocar un dolor muy intenso en el pecho, siendo posible confundirlo con un infarto. Su origen puede obedecer a diferentes causas como enfermedades autoinmunes e infecciosas.

Para poder distinguir si podemos estar a una pericarditis es importante conocer cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento recomendado. ¡Descubre en qué consiste la pericarditis!

¿Por qué se produce la pericarditis?

Una pericarditis aguda o subaguda tienen como principales causas:

  • Infecciones por virus o por bacterias. Las causadas por los virus son las más habituales. Entre las generadas por bacterias es muy común la de la tuberculosis.
  • Enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico, la espondilitis anquilosante o la artritis reumatoide, entre otras afecciones, además de la toma de medicamentos como anticoagulantes.
  • Otras de las causas de la pericarditis pueden ser un infarto agudo de miocardio, tumores, hipotiroidismo, insuficiencia renal crónica, tras un tratamiento de radioterapia, fiebre mediterránea, sarcoidosis o daños en el pericardio.

Principales síntomas de la pericarditis

La pericarditis puede surgir de manera repentina, una afección que se denomina pericarditis aguda. Una enfermedad que puede tratarse de manera efectiva y rápida, consiguiendo recuperarse el paciente en unas dos semanas. La hospitalización es precisa en aquellos casos más graves.

También podemos encontrarnos con pericarditis de desarrollo más pausado y pueden tardar tiempo en manifestarse de forma clara.

Entre los principales síntomas de la pericarditis se destacan:

  • Dolor intenso en el pecho que se va extendiendo hacia el lado izquierdo del cuello o del hombro, intensificándose más al toser, respirar profundamente o al recostarse.
  • Dificultades para respirar.
  • Fiebre entre 37-38º.
  • Fatiga excesiva.
  • Palpitaciones.
  • Tos.
  • Hinchazón de piernas o de la zona abdominal.

Es fundamental acudir a la consulta médica en cuanto se aprecien los primeros síntomas de pericarditis al objeto de realizar un electrocardiograma y descartar que se esté sufriendo un infarto.

Cuál es el tratamiento de la pericarditis

El cardiólogo será quién haga el diagnóstico, evaluará nuestra situación y nos prescribe un tratamiento según el tipo de pericarditis que padezcamos, además de la causa que la haya generado.  Así, según el tipo de pericarditis nos aconsejarán:

  • En el caso de la pericarditis por virus o sin una causa aparente, se suele recetar a toma de analgésicos para el dolor; antipirético para a fiebre; antiinflamatorios no esteroideos; un protector gástrico y colchicina.
  • Si nos encontramos ante una pericarditis por bacterias, el tratamiento aconsejado sería el uso de antibióticos, además de antiinflamatorios no esteroideos y, en los casos más extremos, la hospitalización y cirugía.
  • Una pericarditis crónica suele tratarse y aliviarse con diuréticos para eliminar el exceso de líquidos e inmunosupresores.

Posibles secuelas de la pericarditis

Las secuelas y las complicaciones asociadas a la pericarditis suelen ser más habituales en el caso de la pericarditis crónica o si se ha realizado el tratamiento de la manera en la que se ha prescrito. Así, en el caso de la pericarditis constrictiva puede aparecer cicatrices que engrosan el tejido del corazón, hinchándose el cuerpo y experimentando cierta dificultad al respirar.

Otra de las consecuencias preocupantes es el taponamiento cardíaco, una acumulación de líquido en el pericardio con la consiguiente reducción del volumen de sangre bombeada por el corazón.

Aunque en la mayoría de los casos la pericarditis se curan, un 20-30% de los pacientes suelen padecer de pericarditis recurrente tras un primer episodio de pericarditis aguda. Un diagnóstico que suele hacerse si los síntomas de la pericarditis aparecen tras un intervalo asintomático de 6 semanas. Si los síntomas se constatan en un período de 4 a 6 semanas, entonces estaríamos ante un episodio de pericarditis persistente o incesante, esto es, una prolongación del primer episodio.

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