Llega el verano y lo primero que nos apetece es ganar ese colorcito moreno que nos hará vernos más guapos. Dejamos más piel al aire libre sin tener en cuenta que el sol puede llegar a quemarnos la piel si no la protegemos adecuadamente.
Es importante cuidar la piel en verano y ser consciente de los peligros de la exposición excesiva al sol. De forma consciente o inconsciente, la gran parte de la población ha sufrido alguna quemadura solar a lo largo de su vida. Evitar su aparición es crucial en la prevención del cáncer de piel, ya que el riesgo de melanoma en la edad adulta se duplica si en la infancia o adolescencia se sufrieron quemaduras.
Si se da el caso de que ya padeces una quemadura, es necesario actuar con rapidez para que no llegues a sufrir y tu cuerpo se recupere rápidamente.
¿Qué es una quemadura solar?
Las quemaduras solares son una reacción aguda y visible debido a la exposición excesiva de la piel a la radiación ultravioleta, concretamente a los rayos UVB. Cuando se sobrepasa el tiempo de exposición solar por el cual la melanina ya no nos puede proteger, la piel se torna rojiza provocando la quemadura.
Esto es debido a la falta de un fotoprotector útil o bien porque no se haya utilizado de manera adecuada. No obstante, el uso de un protector no implica que no se corra el riesgo de quemarse la piel.
¿Cómo reconocer el tipo de quemadura?
Los signos de la quemadura pueden variar en función de la gravedad. La forma más leve de quemadura solar es el eritema solar, cuando nos ponemos rojos y esta rojez dura varias horas después de la exposición al sol. Si el tiempo de exposición aumenta esa quemadura se convertirá en una quemadura más grave, con formación de ampollas.
La intensidad de la quemadura dependerá del tiempo y horario de exposición, del clima, de la latitud, del espesor de la capa de ozono, del grado pigmentación previa y del tipo piel.
Teniendo esto en cuenta, las quemaduras leves se caracterizan por el color rojizo mientras que las más graves pueden provocar ampollas y pueden ir acompañadas de síntomas como malestar general, fiebre, náuseas, vómitos o cefaleas.
Es importante ser consciente de que la piel tiene memoria y que cada quemadura solar provoca un daño en el ADN de la célula cutánea afectada por la quemadura. Esto en un futuro puede degenerar en un cáncer de piel.
Sin embargo, si ya se padece la quemadura, es recomendable seguir estos pasos para tratarla lo antes posible:
- Hidrata con intensidad la piel con cremas calmantes.
- Bebe suficiente agua para no deshidratarte.
- Date baños de agua fría. Por tanto, evita las duchas de agua caliente ya que empeorarán la quemadura. También evita que el chorro de agua incida directamente sobre la quemadura.
- Toma alimentos con sustancias antioxidantes que ayudan a regenerar la piel.
- Olvídate de aplicar hielo ya que esto podría provocar una vasoconstricción que podría agravar la lesión cutánea.
- Recuerda utilizar ropa holgada y si fuera necesario por el dolor, tomar ibuprofeno o paracetamol. Asimismo, evita productos que contengan alcohol ya que pueden irritar la piel.
Para evitar estas situaciones, utiliza mucha crema. Si te proteges ahora, te estarás protegiendo para el futuro.