El sueño en la población infantojuvenil se ha convertido en un problema de salud pública en España. Por ello, y con el compromiso de establecer medidas para paliar esta situación, el Instituto de la Juventud (Injuve) se ha adherido al Manifiesto de la Alianza por el Sueño, una hoja de ruta para abordar la salud del sueño en España.
Este documento es el resultado de un esfuerzo colaborativo que reúne a los principales actores en torno a la salud del sueño, incluyendo sociedades científicas, profesionales sanitarios, gestores, investigadores, pacientes y empresas, con el objetivo común de mejorar los hábitos de sueño y promover una mejor atención al paciente con problemas de sueño, y muy especialmente insomnio.
La directora general del Injuve, Margarita Guerrero, agradeció a la Alianza por el sueño su trabajo para situar en la agenda política un problema de salud pública: “Desde el Injuve apoyamos este llamamiento de la comunidad científica para prestar atención al sueño como parte fundamental de nuestro bienestar. Somos conscientes de que una motivación para el uso de redes sociales es la evasión de situaciones complejas, por eso, es importante no descuidar la mirada a las condiciones estructurales que están impidiendo que la población juvenil pueda dormir, como los elevados precios de las viviendas o la precariedad juvenil».
Trastornos de sueño en población infantojuvenil
En España, cuatro de cada diez menores de entre los 8 y 16 años, no cumplen con las recomendaciones de horas de sueño de lunes a viernes, una realidad que se acentúa sobre todo en los adolescentes, ya que más de la mitad duerme menos horas de las recomendadas. De esta forma, el 52,4% de los adolescentes van a clase con menos de 8 horas de sueño, lo que repercute en su rendimiento académico y en su capacidad de gestión afectiva y/o emocional.
Además, con la edad, el porcentaje de niños y adolescentes que duermen menos de lo
recomendado va aumentando: de tercero de primaria a cuarto de la ESO se dedican 2 horas menos a dormir entre semana de manera que sólo 3 de cada 10 escolar acude a clase habiendo dormido las horas que necesita según un reciente estudio coordinado por la OMS. Esta situación se está agravando en los últimos tiempos. Según este mismo estudio en 2010 el 75% de los escolares españoles dormían las horas que les correspondía para su edad y en 2022 lo realizan sólo el 30% de los chicos y el 25 % de las chicas reflejando ya un sesgo de género.
“Esta situación se intenta revertir los fines de semana, cuando el 48,1% de la población infantil duerme más horas de las recomendadas, lo que es un indicador indirecto del déficit de sueño que sufren entre semana. Esto es lo que se conoce como el Jetlag escolar, que provoca que uno de cada tres escolares pueda presentar síntomas de somnolencia diurna y un cansancio que le impide desarrollar sus tareas y actividades con normalidad y en plenas condiciones”, ha explicado el doctor Gonzalo Pin, especialista en sueño infantil y miembro del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño.
Consumo de sustancias y abuso de pantallas
España se sitúa a la cabeza del consumo mundial de fármacos hipnóticos con alto componente adictivo, y los datos se vuelven más preocupantes entre la población joven: desde 1994 se viene documentando una tendencia al alza en el consumo de hipnosedantes entre los estudiantes de secundaria, con un 19,6% que declaran haberlos consumido en algún momento de sus vidas.
“El consumo de estas sustancias entre la población infantojuvenil tiene numerosas consecuencias entre las que destaca la alteración de la arquitectura del sueño, el deterioro cognitivo, las alteraciones en la salud emocional y el riesgo de dependencia y adicción a las benzodiacepinas y otras sustancias. Todo esto impacta directamente en la conducta de los jóvenes, perjudicando el rendimiento académico de niños y adolescentes, e incrementando el número de cuadros de inestabilidad emocional (estrés, la ansiedad y la agresividad) en este grupo de población”, ha afirmado el doctor Lorenzo Armenteros, médico de Atención Primaria y miembro del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño.
Otro de los desencadenantes de este aumento de casos se debe al mal uso de las tecnologías, especialmente por la exposición a pantallas en niños y jóvenes antes de dormir. La National Sleep Fundation de EEUU, en su estudio Uso de medios a la hora de acostarse y sueño, señala que el uso de dispositivos a la hora de acostarse tiene un impacto negativo en los adolescentes, que conlleva problemas de atención durante el día y somnolencia diurna.
Concretamente, establecen que los adolescentes que usan pantallas una hora antes de irse a dormir tienen una menor cantidad y calidad del sueño y más dificultad para conciliarlo. Según el Dr. Pin, “utilizar las pantallas antes de dormir favorece la hiperactivación cerebral que acaba afectando a la calidad del sueño. Además, se estima que hay un abuso en los niños y niñas españoles de pantallas de más de 3 horas al día entre semana, y en el fin de semana el tiempo dedicado se incrementa a 5 horas al día, lo que supera con creces la recomendación de un máximo de 2 horas al día. Por ello, la concienciación y la educación en salud son herramientas esenciales”.