Es la contracción continuada e involuntaria que se produce en cualquier músculo. Las contracturas provocan dolor, además de una alteración del funcionamiento del músculo. Se impide así que la sangre llegue correctamente a las células musculares y se acumulen toxinas así, provocando que las terminaciones nerviosas envíen señales al cerebro indicando el dolor.
Este tipo de lesiones pueden aparecer cuando se realiza ejercicio intensamente, al haber acabado o tras haber sufrido algún tipo de lesión grave.
Lo normal es que las contracturas se produzcan en la zona cervical o en la espalda. Por lo general no suele ser grave, pero si que llega a molestar en otras actividades diarias.
¿Cómo se pueden prevenir las contracturas musculares?
Lo mejor es evitar las contracturas, aunque a veces puede ser complicado, ya que nos sometemos casi continuamente a situación tensas para el músculo. El estrés o la tensión constante puede hacer que tengamos ciertas contracturas.
Aquí tienes algunos consejos para evitar estas lesiones:
- Cambiar la postura de en la que estamos posicionados, cada cierto tiempo.
- Realización de estiramientos cada dos horas, simplemente durante dos o tres minutos.
- Beber buena cantidad de agua a lo largo del día.
- Realizar una dieta variada y equilibrada, que contenga la cantidad de fruta y verdura aconsejable.
- Realizar ejercicio físico.
- Dormir las horas suficientes de sueño, para que el cuerpo descanse profundamente.
- Evitar el estrés, ya que este es causante de la mayoría de las contracturas debido a la tensión que genera en el cuerpo.
¿Cuáles son las causas?
- Sedentarismo y postura estática: No realizar actividades físicas habitualmente, hace que suframos contracturas, ya que el músculo no se encuentra entrenado y preparado para realizar el esfuerzo. Por otro lado, la postura también desempeña un papel importante, ya que estar mucho rato en una postura ocasiona contracturas.
- Edad avanzada: La edad también juega un papel importante en este ámbito. Esto hace que se afecten directamente los músculos, perdiendo su elasticidad y siendo propensos a sufrir cualquier tipo de contractura.
- Estrés: El estrés es uno de los mayores causantes de contracturas, ya que el músculo se encuentra en constante tensión.
- Deporte: Si se pasa demasiado tiempo realizando deporte, el músculo puede sufrir una sobrecarga, lo que desembocaría en una contractura. Por eso hay que practicar deporte con normalidad y sin excesos.
- Deshidratación: La falta de agua es importante a la hora de que aparezcan estas lesiones, ya que su aporte es crucial para el buen funcionamiento de las células musculares.
¿Qué tipos hay?
Hay varias contracturas que afectan al músculo:
- Contractura mioestática: Se produce debido al movimiento inusual del músculo, que produce dolor momentáneo pero no provoca una lesión.
- Adherencia: Esto se produce debido a la falta de movimiento, por eso es importante la realización de actividad física.
- Contractura irreversible: Se produce en el momento en el que los tejidos blandos de los músculos se sustituyen por el óseo o el fibrótico, provocando así la pérdida de movilidad.
- Contractura pseudomioestática: Es provocada por el sistema nervios central, dejando al músculo en constante contracción.
Tratamiento
Hay tratamientos que logran relajar la parte muscular afectada:
- Termoterapia: Se trata de aplicar calor a al zona afectada del cuerpo, consiguiendo un efecto relajante y siendo administrado por una almohada eléctrica.
- Miorrelajantes: Trata de relajar la musculatura.Su uso se aplica cuando el dolor es muy acusado y debe estar prescrito por un médico.
- Masajes: Se realizan por un profesional, como un terapeuta, para calmar la zona afectada.
- Hidroterapia: Se trata de ejercicios y estiramientos que se producen en el agua.
- Reposo: Descansar el músculo también ayuda a que mejoren las contracturas.