Un equipo de investigación del Imperial College London ha demostrado por primera vez que el ejercicio físico y un estilo de vida activo beneficia nuestro sistema nervioso y aumenta su capacidad de regenerarse tras una lesión medular.
Este trabajo, publicado en la revista Science Translatioinal Medicine, explica por qué las personas que hacen deporte regularmente o llevan una vida activa se recuperan en mayor medida que las personas más sedentarias.
Los investigadores realizaron un estudio con ratones y descubrieron que, aquellos que tenían un espacio de mayor tamaño con más juguetes y ruedas para vivir, mostraban mayor recuperación del movimiento y sensibilidad tras una lesión de la médula espinal.
“Descubrimos que el enriquecimiento ambiental, como alojar ratones en una jaula más grande de lo normal, con más roedores, juguetes, túneles, columpios, ruedas, etc., aumenta la actividad de las neuronas”
Según explica Simone Di Giovanni, uno de los investigadores, el enriquecimiento ambiental aumenta la actividad neuronal. “Es como si las células nerviosas estuvieran siendo preparadas para la restauración gracias a la actividad física. Lo que se suma a esta recuperación mejorada”, afirma.
Tras dañar los nervios de los animales, aquellos que se desarrollaban en un entorno de enriquecimiento ambiental, mostraron un mayor crecimiento y brotación de fibras nerviosas en el lugar de la lesión.
Tratamiento a través de la activación de la proteína CBP
Al observar esto, los investigadores decidieron estudiar más a fondo los mecanismos celulares implicados en esta regeneración. Al hacerlo descubrieron que la molécula CSP_TTK21 activa una proteína implicada en la regeneración de los nervios en cuestión: la proteína CBP.
Un equipo del Instituto de Neurociencias de Alicante ha trabajado desde hace tiempo con esta proteína y contaba con un ratón carente de ella. Observó que, poniendo en un ambiente enriquecido a animales carentes de esta proteína, no se producía el incremento de reparación de estas lesiones en el sistema nervioso. Basándose en este hallazgo, el equipo de investigación utilizó un fármaco basado en esta proteína que activa el CBP. Al administrar el medicamento, se consiguió promover la restauración de las fibras nerviosas dañadas.
“La evidencia sugiere que las personas con un estilo de vida activo pueden recuperarse en mayor grado después de una lesión de la médula espinal que aquellas que son menos activas”.
Simone Di Giovanni concluye que “La evidencia sugiere que las personas con un estilo de vida activo pueden recuperarse en mayor grado después de una lesión de la médula espinal que aquellas que son menos activas”, a lo que su compañero Thomas Hutson añade un matiz, “aunque los hallazgos de que un estilo de vida activo enriquecido antes de una lesión puede mejorar el potencial regenerativo de las células nerviosas es emocionante, los seres humanos que viven vidas enriquecidas no se recuperan completamente”.
Pese a que el trabajo se encuentra todavía en una fase temprana y hace falta más investigación, podemos afirmar que se abre una vía realista para establecer una relación entre el estilo de vida activo y la recuperación del sistema nervioso tras sufrir lesiones en la columna vertebral.