La esquizofrenia es un trastorno psicótico grave que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Según los expertos, se presenta con una serie de manifestaciones básicas, síntomas que afectan a múltiples procesos psicológicos, como la percepción (alucinaciones), ideación, comprobación de la realidad (delirios), procesos de pensamiento (asociaciones laxas), sentimientos (afecto plano, afecto inapropiado), atención, concentración, motivación y juicio.
Según un documento del Servicio Andaluz de Salud, la esquizofrenia suele desarrollarse durante la juventud. Añade que, en la etapa temprana de la enfermedad, también conocida como fase prodrómica, el sueño, las emociones, la motivación, la comunicación y la capacidad de pensar pueden sufrir importantes cambios.
“Si sigue empeorando, ocurre lo que se llama un episodio agudo, durante el cual puedes sentir pánico, enfado o depresión. El primer episodio agudo puede ser una experiencia impactante, ya que uno no se lo espera ni está preparado para ello”, agrega. Por su parte, otro documento del Servicio Murciano de Salud, apunta que “este periodo puede durar entre varios días y unas semanas y en ocasiones puede persistir durante varios meses”.
Según pone de manifiesto el grupo de expertos que elaboran este documento, en los estudios realizados en España, se estima una incidencia de 0,8 casos por diez mil habitantes por año, y una prevalencia estimada de 3 por 1.000 habitantes por año para los hombres y 2,86 para las mujeres.
Tipos de esquizofrenia
La división clásica de tipos de esquizofrenia ha caído en desuso. De hecho, los subtipos paranoide, hebefrénica, catatónica, indiferenciada, cenestopática, simple y residual han sido descartados en las clasificaciones internacionales de enfermedades psiquiátricas.
En la actualidad, se valora o divide a los pacientes teniendo en cuenta la fase de la enfermedad en la que se encuentran, ya que un mismo paciente puede presentar elemento de distintos subtipos a lo largo de su vida.
La mayoría de expertos concuerdan en la siguiente distinción de las fases en la evolución de la esquizofrenia:
- Fase asintomática: aún no se presentan síntomas.
- Fase prodrómica: desarrollo gradual de síntomas no psicóticos durante el año previo al comienzo de la enfermedad.
- Fase psicótica: aparecen síntomas psicóticos claros (delirios, alucinaciones, conductas desorganizadas, etc.).
- Etapa aguda: se presentan los síntomas psicóticos graves, aunque estos no ocurren por igual en todos los pacientes, y se caracteriza por un pensamiento gravemente desorganizado. Generalmente, los pacientes no son capaces de cuidar de sí mismos.
- Fase de estabilización: se reduce la intensidad de los síntomas psicóticos agudos. La duración de la fase puede ser de 6 meses o más después del inicio de un episodio agudo.
- Fase estable o residual: Los síntomas son relativamente estables y, en el caso de que los haya, casi siempre son menos graves que en la fase aguda.