Un estudio reciente revela que, en las gestantes con síntomas depresivos, el ritmo circadiano de la hormona cortisol está alterado. Esto puede estar relacionado con una mayor tasa de partos prematuros y un menor peso del recién nacido.
Las mujeres con síntomas depresivos durante el embarazo pueden sufrir una alteración en el ritmo circadiano del cortisol, una hormona necesaria para el desarrollo fetal. A su vez, esta podría afectar el curso de la gestación. El cortisol aumenta de manera natural en las gestantes durante el embarazo, pero unos niveles excesivos en las primeras fases de la gestación pueden tener efectos negativos en el desarrollo del feto. En especial, si el cortisol aumenta durante periodos prolongados y sobre todo cuando sus niveles suelen ser más reducidos (por ejemplo, durante la noche).
El problema del del cortisol alterado durante el embarazo
En las gestantes con síntomas depresivos, el aumento de los niveles totales de cortisol entre el primer y segundo trimestre de embarazo es muy pronunciado. En concreto, el que se produce en el segundo trimestre puede estar relacionado con una mayor tasa de parto prematuro y un menor percentil de peso de los bebés al nacer. Son las conclusiones principales de un estudio publicado en la revista Psychoneuroendocrinology.
Durante el embarazo se producen muchos cambios fisiológicos y psicológicos en las gestantes. Durante la gestación, es frecuente que aparezcan síntomas depresivos en las mujeres embarazadas que no suelen ser diagnosticados en las consultas rutinarias. Sin embargo, estos síntomas podrían asociarse a una desregulación del ritmo circadiano del cortisol.
«Esta sintomatología depresiva puede causar alteraciones en el primer y segundo trimestre del embarazo. De manera que las gestantes no pueden reducir suficientemente los niveles de cortisol durante la noche, cuando tendrían que ser sensiblemente bajos». Así lo explica Águeda Castro, primera firmante del manuscrito e investigadora principal del grupo del CIBERSAM.
¿Cómo afecta la alteración del cortisol al bebé?
«Estas condiciones podrían afectar al feto, sensibilizando su propio sistema de respuesta al estrés -eje hipotálamico-hipofisario-adrenal (HHA)- o por toxicidad directa sobre las neuronas», ha añadido Castro.
El estudio se centró en una cohorte de 112 mujeres en su primer embarazo, en edades entre 18 a 40 años. Durante la gestación, se analizó trimestralmente el ciclo circadiano del cortisol, la percepción del estrés y los síntomas depresivos de las madres.
«Nuestros resultados subrayan la importancia de valorar síntomas subclínicos de depresión o las situaciones de alto estrés psicosocial a lo largo de todo su embarazo, y no sólo en los momentos más próximos al parto. Esto es relevante incluso si no hay historia previa de enfermedad psiquiátrica o depresión en las madres», indica la la catedrática Lourdes Fañanás (UB-IBUB-CIBERSAM), coordinadora del trabajo.