La empatía intraespecífica, la tolerancia social, la cooperación y el altruismo son algunos de los rasgos humanos modernos. En la actualidad, un estudio afirma que estas facetas están asociadas a variaciones en los genes de la oxitocina y la vasotocina (OT y VT) y sus receptores (OTR-VTR).
Científicos de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Rockfeller han llevado a cabo un nuevo estudio con el fin de aclarar las bases genéticas de este comportamiento. Para llevarlo a cabo, han comparado las secuencias genómicas disponibles de estos genes. Todo ello, entre los humanos modernos, primates no humanos y, por primera vez, humanos arcaicos. Para ello, se han empleado todos los genomas disponibles de neandertales y denisovanos.
Durante el estudio, los investigadores identificaron varias posiciones del genoma en las que los humanos modernos se diferenciaban del resto de grupos. Y otras en las que los humanos, modernos y arcaicos, se diferenciaban de los primates no humanos.
Hipótesis
Teniendo en cuenta las pruebas de la oxitocina, los investigadores plantearon la hipótesis de que la evolución de estos genes podría dilucidar la base genética de la evolución de la prosocialidad de los homínidos.
Con este objetivo, el estudio trató de hallar las diferencias entre humanos modernos, humanos arcaicos y primates no humanos respecto al genoma humano. Se trata de lugares donde se encuentran al menos dos secuencias alternativas en una población.
En estudios anteriores se ha comparado el genoma humano moderno en su totalidad con los genomas de los neandertales o los chimpancés. Se han centrado en los cambios que son fijos o casi fijos en los humanos modernos.
“En este estudio buscamos diferencias en posiciones donde, por definición, no todos los humanos modernos comparten el mismo nucleótido, es decir, en posiciones polimórficas. Donde, por ejemplo, el 70 por ciento de la población humana moderna tiene adenina, y el 30 por ciento citosina”, detalla.
Los investigadores identificaron cinco posiciones en los receptores de oxitocina y vasotocina. Éstas eran las únicas de los humanos modernos en una de sus dos variantes, en comparación con los humanos arcaicos y los primates no humanos. Al mismo tiempo, éstos se encontraron en más del 70 por ciento de la población humana moderna actual.
Estos hallazgos podrían ser relevantes para explicar algunas de las diferencias sociales entre los humanos modernos y lo que suponemos sobre los comportamientos sociales de los neandertales y los denisovanos.
La investigadora principal subraya que, por ejemplo “podrían ser relevantes para explicar los grupos sociales más pequeños que se atribuyen a los neandertales y los denisovanos, o la menor androgenización de los humanos modernos. También podrían ser significativas para explicar una organización social diferente”.