¿Te dan miedo las alturas? Entonces padeces acrofobia, un temor irracional a las alturas que lo sufren entre un 5 y un 10% de la población. Esta fobia se diagnostica como miedo a los entornos naturales.
De media, la acrofobia aparece en torno a los 10 años de edad. Los niños experimentan un miedo intenso a caerse y pueden llegar a sufrir episodios de ansiedad si no pueden escapar de esta situación o evitarla.
La acrofobia, al igual que otros miedos como la hidrofobia, afecta diariamente puesto que puede influir en las relaciones sociales, el trabajo y en tareas diarias. Puede llegar a ser incluso incapacitante para realizar algunas labores en el hogar, por ejemplo, subirse a una escalera.
Síntomas de la acrofobia
La acrofobia está caracterizada por un miedo paralizante a las alturas. Por ello, este trastorno está relacionado con los síntomas de la ansiedad. Estas son algunas de las manifestaciones de la acrofobia:
- Tensión en todo el cuerpo por el miedo a la caída
- Aumento de la sudoración, incluso se llega a padecer hiperhidrosis
- Temblores en el cuerpo
- Sensación de falta de aire
- Dificultad para pensar con claridad
- Se pueden llegar a experimentar problemas digestivos que llegan a causar vómitos y mareos
- Como síntoma derivado de esta fobia, aumenta el miedo a morir y, en ese sentido, la respuesta del cuerpo es la de evitar lugares altos
¿Cuáles son las causas y consecuencias del miedo a las alturas?
Diversos expertos han asociado la acrofobia con un problema del oído interno y del sentido del equilibrio. Sin embargo, una de las causas que más llega a afectar es haber sufrido una experiencia negativa relacionada con las alturas.
Existen factores ambientales como vivir en primera persona la caída de alguien que pueden influir a la hora de desarrollar este tipo de fobia. Sin embargo, existen otros factores como la genética o el propio temperamento. Si te caracterizas por ser una persona nerviosa o que incluso le rondan pensamientos negativos siempre, es más probable que la sensación de miedo sea incontrolable.
Las consecuencias directas de sufrir acrofobia son las respuestas de evitación. Esto quiere decir, que se evitan las situaciones que suponen un peligro para la persona. Esto alivia por el momento o incluso ayuda a que no aparezca el miedo. No obstante, contribuyen a que la persona no afronte su miedo ni regule sus emociones.
Tratamiento para la acrofobia
Como cualquier otra fobia, el mejor tratamiento es ponerse en manos de un especialista y exponerse a la situación temida. Como cualquier tratamiento, este debe ser gradual para no incrementar el miedo.
El objetivo de este tipo de terapias es ayudar a controlar las emociones y para ello se combina una técnica cognitiva y una conductual. La primera de ellas consiste en racionalizar el miedo y encontrar la raíz del problema. La segunda se centra en la práctica. El paciente se expone a la situación de peligro para controlar el grado de inseguridad. Además, otra forma de ayudar a controlar el miedo es conocer técnicas de relajación para aprender a gestionar el estrés. Se debe tener control sobre la respiración, a través del diafragma, y se debe hablar del miedo, siempre con un especialista que pueda ayudarte a superar la acrofobia.