En España mueren 40.000 personas al año a causa de un ictus, es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en varones, según la Federación Española de Ictus. La Federación mantiene que, en el 80% de los casos, el ictus se podría haber evitado controlando los factores de riesgo.
Antes de conocer cómo reducir el riesgo de padecer un ictus, es importante conocer por qué se produce y en qué consiste el ictus.
¿Qué es el ictus?
El ictus es una enfermedad que actúa muy rápido y de forma contundente. La detección anticipada y la rapidez en el tiempo de respuesta ante los primeros síntomas de esta enfermedad es crucial para minimizar los daños cerebrales en la persona.
El ictus se produce por una interrupción del flujo sanguíneo a una parte del cerebro. Se produce una lesión en los vasos sanguíneos y, en consecuencia tiene lugar un derrame cerebral, una embolia, trombosis o apoplejía.
Existen una serie de factores que si se controlan, pueden ayudar a evitar un ictus y disminuir el riesgo de padecerlo.
Factores a tener en cuenta para reducir el riesgo de ictus
La edad es uno de los factores que hay que tener en cuenta para estar pendiente de los síntomas de un ictus. A partir de los 55 aumenta el riesgo de padecer uno. Sobre todo, las mujeres deben prestar especial atención ya que esta enfermedad les afecta más.
Por otro lado, otro de los factores que influyen son las enfermedades coronarias y la insuficiencia cardiaca. Por último, los antecedentes familiares aumentan la posibilidad de sufrir uno.
Además de estos factores que no se pueden modificar, existen otros que con medidas propias sí se pueden evitar. En general, la mayoría de las medidas se basan en seguir hábitos saludables para reducir el riesgo de padecer un ictus.
Por otro lado, es importante las revisiones con el cardiólogo ya que la fibrilación auricular es un factor que muchas veces no se detecta y genera la mayoría de los ictus. En ocasiones, muchas personas desconocen que tienen este problema y no siguen ningún tratamiento ni medidas para controlarla, lo que puede resultar en una situación muy peligrosa ser fatal para la persona.
Además, el consumo de alcohol y tabaco incrementa las posibilidades de sufrir un ictus. El tabaco obstruye las arterias reduciendo el flujo sanguíneo y, por ende, privando de oxígeno y glucosa al cerebro.
El sedentarismo y el colesterol son otros factores que aumentan las posibilidades de sufrir un ictus. Es importante practicar ejercicio para mantener el corazón activo y fuerte. Además, es fundamental controlar el peso y los niveles de colesterol para reducir el riesgo de padecer un ictus.
Por último, tener controlada la diabetes, la hipertensión arterial y el estrés, que nos altera la presión arterial es fundamental para poder prevenir un ictus.
En definitiva, la mejor forma de prevenir un ictus es llevar un estilo de vida saludable, practicar deporte, dejar de fumar en el caso de que seas un fumador y de beber alcohol. Además, debes vigilar la tensión para comprobar que estás en un estado saludable, así como revisar el colesterol y los niveles de azúcar y, por último controlar el estrés.
Por último, un consumo moderado de café y té se ha demostrado que puede reducir el riesgo de padecer un ictus. Tras monitorizar a 365.682 voluntarios durante varios años, un estudio ha revelado que la ingesta de 4 a 6 tazas diarias de ambas bebidas se asocia con una reducción de la prevalencia de enfermedades cerebrovasculares.