Todos hemos sufrido en nuestra vida un atragantón porque un trozo de comida ha pasado por donde no debía y en vez de coger el correcto camino hacia el estómago cambia el carril y se va hacia los pulmones. El mal rato que se pasa no es descriptible y muchos lo recuerdan tras el paso de muchos años.
Esto, que en principio no es más que una pequeña crisis, dependiendo de las circunstancias puede convertirse en una neumonía por aspiración si el agente externo que nos hemos tragado permanece donde no debe.
¿Qué es la neumonía aspirativa?
La neumonía aspirativa se define como la inhalación de “alimento, saliva, líquidos o vómito hacia los pulmones o las vías respiratorias que llevan a estos, en lugar de tragarse a través del esófago y el estómago” lo que produce una patología al instalarse un cuerpo extraño en las vías respiratorias.
Las personas sanas suelen aspirar pequeñas cantidades de secreciones orales que los organismos de defensa del cuerpo eliminan sin mayores problemas, pero una aspiración grande o esa aspiración realizada por parte de personas con bajas defensas pulmonares puede provocar la neumonía por aspiración.
La neumonía por aspiración habitualmente es aguda, los síntomas se desarrollan en horas o hasta unos pocos días después de un episodio que se denomina “centinela”, el hecho de tragar algo que no se debe y derivarlo hacia los pulmones.
Factores de riesgo
Una neumonía por aspiración puede ser provocada por diversos factores:
- Deterioro del nivel de conciencia, más habitual en personas mayores
- Complicaciones para masticar, como puede ocurrir por ejemplo tras haber sufrido un accidente cerebrovascular
- Tener colocados dispositivos tales como una sonda anasogástrica
- Aparatos dentales
- Intubación
- Enfermedad por reflujo gástrico
Síntomas
Cuando son recurrentes nos indican la posible aparición de la neumonía:
- Tos húmeda con carraspeo frecuente
- Fiebre
- Disnea
- Molestias torácicas
¿Cómo se puede diagnosticar?
Los síntomas nos deben poner en alerta para tener lo que se denomina una “sospecha clínica”. A partir de ahí lo mejor y más acertado es la realización de una radiografía de tórax que mostrará la presencia de lo que los técnicos llaman un “infiltrado”, que no es más que un cuerpo extraño que está obstruyendo o complicando el proceso pulmonar.
Para completar el diagnóstico, se puede realizar un estudio microbiológico de las secreciones respiratorias para identificar la bacteria responsable de la infección.
¿Cuál es el tratamiento?
Lo principal es el tratamiento antibiótico aunque se debe utilizar la oxigenoterapia y la ventilación mecánica (en los casos más agudos).
Primero hay que buscar una estabilización respiratoria a través de oxígeno y, si fuera necesario, un tratamiento broncodilatador.
La administración de antibióticos para evitar la infección es lo más común. La elección de los antibióticos depende de dónde se adquirió la neumonía (extra-hospitalaria, hospitalaria o en una residencia para ancianos) y de los factores de riesgo de infección por gérmenes muy resistentes.
¿Cómo prevenir la neumonía por aspiración?
Como en todo lo relacionado con la salud, la prevención es fundamental y, en este caso, las estrategias para prevenir la aspiración de cuerpos extraños a los pulmones se hace básica.
Para los pacientes con bajo nivel de conciencia, es muy útil no suministrar alimentación y medicación oral y elevar la cabecera de la cama más de 30 grados para facilitar la respiración. Es importante no administrar sedantes que dificulten el proceso respiratorio.
Si el paciente ha sufrido un accidente cerebrovascular y, por lo tanto, sufre una disfagia (dificultad o imposibilidad de tragar) se le puede suministrar una dieta suave con texturas particulares y adecuadas para que se pueda alimentar al paciente sin ahogarlo.
Además, la visita al dentista para tener una boca cuidada y una higiene bucal diaria y correcta ayudará a prevenir el desarrollo de una neumonía en pacientes tendentes a este problema de aspiración.
Una vez curada la neumonía por aspiración es importante señalar que el paciente requerirá de un programa de rehabilitación para volver a comer. La dolencia ha dejado su sistema digestivo y respiratorio maltrecho.
La ingesta de alimentos deberá hacerse de manera gradual en lo que se refiere a las texturas y tamaño de los alimentos a ingerir. Cada alimento que ingiera deberá ir adecuándose poco a poco con el cambio de texturas para que no se vuelva a producir una recaída en la enfermedad.