El origen de esta enfermedad, que es muy poco frecuente entre las mujeres, se encuentra en una alteración durante el desarrollo de los genitales internos durante la etapa embrionaria. No se desarrolla correctamente el conducto mulleriano o conductos de müller y, por tanto, afecta a la formación del útero y en muchos casos de la vagina, aunque no a los genitales externos.
El síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), cuyo nombre se debe a los investigadores que averiguaron su existencia, se diagnostica en la mayoría de los casos en la adolescencia. El primer síntoma es generalmente una amenorrea primaria, es decir, una ausencia de menstruación. Por tanto, la anomalía del tracto genital se hace visible en las primeras etapas de la adolescencia.
Se trata de un síndrome hereditario y que, una vez detectado, es necesario seguir de cerca por un amplio equipo de especialistas, desde pediatras, ginecólogos, cirujanos, endocrinos y psicólogos. A pesar de que se trata de una condición inesperada para algunas mujeres, la investigación ha permitido los avances y ha abierto puertas para que las mujeres que padecen MRKH tengan la posibilidad de tener hijos.
El embarazo en personas con síndrome de Rokitansky
Aunque la ausencia de útero y la ausencia de vagina evita la presencia de la menstruación, este síndrome solo afecta a estas zonas. Por ello, los ovarios se mantienen intactos y existirían varias vías desde el punto de vista de las técnicas de reproducción asistida para quedarse embarazada. Aunque no pueden tener una vida sexual normal por el trastorno congénito que sufren, las relaciones sexuales son viables aunque pueden generar molestias en las afectadas.
Los esfuerzos se centran en solucionar el problema que tienen las mujeres con ausencia de útero y es quedarse embarazadas. La fecundación in-vitro es una de las puertas abiertas para las mujeres que quieren ser madres. Se obtienen los óvulos de sus ovarios para fecundarlos en un laboratorio.
Por otro lado, la técnica más empleada en los últimos casos ha sido la subrogación uterina o vientre de alquiler. Se transfiere el embrión a una mujer con el útero intacto permitiendo así la gestación del bebé. Aunque esta es una solución viable para las personas con el síndrome de Rokitansky, en algunos países existen impedimentos legales como por ejemplo en España.
Otra vía de embarazo: el trasplante de útero
Recientemente se ha hecho muy conocida la técnica del trasplante de útero como una vía para las mujeres que no pueden quedarse embarazadas. Hasta el día de hoy se han llevado a cabo en el mundo hasta 70 trasplantes y 20 niños han nacido.
El primer caso tuvo lugar en 2014 en el Hospital Universitario de Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y el último en 2020 en el Hospital Clínic de Barcelona. Se ha tratado del primer trasplante de útero en España mediante técnicas quirúrgicas y todo gracias a la donación de la hermana de la paciente. Le regaló la posibilidad de ser madre.
La operación, de unas 12 horas, consistió en la extracción del útero mediante cirugía robótica y su implantación mediante una intervención abierta. El éxito, que solo se puede medir en el largo tiempo, ya se ha hecho visible con la primera menstruación de la paciente. Se prevé que en unos meses se le implante un embrión fecundado in-vitro previamente. En el caso de que se quede embarazada y advierta los primeros síntomas de que el útero es capaz de albergar vida, se comenzará a medicar con fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo y poder gestar la vida que esta paciente siempre ha querido.