Según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la hiperhidrosis o sudoración excesiva afecta a entre el 2% y el 3% de la población. Un trastorno que, aunque no tiene repercusión en la salud, sí que puede llegar a ser un trauma psicológico para la persona que lo padece.
Hay que tener presente que sudar de manera excesiva mancha la ropa, haciendo que la persona se sienta avergonzada y pierda autoestima, además de poder llegar a reducir sus relaciones sociales y afectivas.
¿Qué es la hiperhidrosis?
La hiperhidrosis es una sudoración excesiva que puede ser generalizada y afectar a cualquier parte del cuerpo. Puede reducirse a las axilas (hiperhidrosis axilar), o a la planta de los pies y de las manos (hiperhidrosis palmoplantar).
Este trastorno puede aparecer ya desde la infancia o desarrollarse a lo largo de la vida, siendo la adolescencia la época de aparición más frecuente.
¿Cuáles son las causas de la sudoración excesiva?
Detrás de una sudoración excesiva puede haber un problema de salud, aunque también puede carecer de una causa evidente. Así, los especialistas en salud nos hablan de dos tipos diferentes de hiperhidrosis:
- Hiperhidrosis idiopática primaria: no tiene una causa conocida y suele estar localizada. También puede tener un componente genético y ser hereditario, siendo habitual que lo padezcan varias personas dentro de misma familia. Además, se ha demostrado que este trastorno no está relacionado con el estado emocional de la persona afectada. Más bien, sucede al revés: la sudoración excesiva provoca estrés.
- Hiperhidrosis secundaria: en este caso, sí existe un problema de salud detrás del sudor excesivo. Entre las patologías que pueden generar esa sudoración destacan la diabetes, el hipertiroidismo, la obesidad o el Parkinson, entre otras. Además, es un efecto secundario habitual de algunos medicamentos y del embarazo.
¿Cómo se diagnostica la hiperhidrosis?
Al llegar a la consulta médica, el especialista tratará de determinar si está ante una hiperhidrosis de tipo primario o secundario, además de ver si está localizada en una parte del cuerpo o es un trastorno generalizado.
Además, descartará la existencia de enfermedades subyacentes. Un punto que se tratará de dilucidar con un análisis de orina y otro de sangre.
También resulta fundamental saber cómo se suda. Es decir, qué zonas del cuerpo son las más afectadas por ese exceso de sudor, cuándo y cómo se dan estos episodios y si se sufren también durante las horas de sueño. Consulta nuestro post sobre sudores nocturnos para saber más.
¿Cuál es el tratamiento de la hiperhidrosis?
Hoy en día existen diferentes tratamientos médicos y quirúrgicos para mejorar la hiperhidrosis o eliminarla. Uno de los tratamientos clásicos es la toxina botulínica, siendo las técnicas quirúrgicas las más seguras y eficaces, además de ser de carácter permanente. Por otro lado, la videotorascoscopia permite tratar este trastorno de manera definitiva y con una mínima intervención.
