El síndrome metabólico – síndrome X o síndrome de resistencia a la insulina – es una patología que es cada vez más común, sobre todo en personas con edad avanzada.
Por eso, es fundamental conocer qué es, cuáles son sus síntomas y su tratamiento para evitar o retrasar lo máximo posible la aparición de enfermedades graves.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico es una agrupación de alteraciones metabólicas que se presentan a la vez en una misma persona. Al darse al mismo tiempo varios trastornos del organismo, quienes tienen este síndrome tienen mayor riesgo de padecer problemas graves de salud.
Por tanto, no se considera una enfermedad como tal, sino un incremento exponencial del riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Entre los problemas graves de salud, el síndrome metabólico está directamente vinculado con el desarrollo de tres enfermedades, principalmente:
- Enfermedades cardíacas o del corazón. Se dan como consecuencia de la acumulación de grasa en las arterias debido a la hipertensión y a los altos niveles de colesterol. El estrechamiento de las arterias aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un infarto de miocardio o una angina de pecho.
- Accidente cerebrovascular (ACV) o ictus. Al producirse un estrechamiento por grasa acumulada, se incrementa del mismo modo el riesgo de un accidente cerebrovascular, también llamado ictus.
- Diabetes mellitus o tipo 2. La resistencia a la insulina puede desencadenar en la diabetes tipo 2. Esta se desarrolla a causa de altos niveles de glucosa (azúcar en sangre) y exceso de peso u obesidad.
Otras complicaciones que puede causar el síndrome X es el síndrome de apnea de sueño, ovarios poliquísticos o hiperuricemia.
Diagnóstico
Como se ha explicado, los criterios de diagnóstico del síndrome metabólico se basan en ver si una persona acumula varias alteraciones. Estas son factores de riesgo para sufrir otro tipo de enfermedades.
Las alteraciones o trastornos metabólicos que se pueden presentar a la vez son cinco. El criterio para establecer el diagnostico de síndrome X es que la persona tenga al menos tres de ellas a la vez:
- Obesidad abdominal o exceso de grasa corporal en el abdomen (cuerpo con forma de manzana). Se establece si la medida de la cintura es más de 102 cm en hombres y más de 88 cm en mujeres.
- Niveles de triglicéridos en sangre altos, con un valor superior a los 150 mg/dL.
- Colesterol bueno o HDL menor que 40 mg/dL en hombres y menor de 50 mg/dL en mujeres. Si quieres saber mas sobre el colesterol, los tipos existentes y cómo medirlo, consulta el post “Análisis de colesterol: cómo interpretar los resultados”
- Hipertensión arterial o presión arterial alta. Para considerarse un factor de riesgo, la presión arterial sistólica tiene que ser mayor o igual a 130 mmHg. En su caso, la presión arterial diastólica deberá ser mayor o igual a 85 mmHg.
- Niveles de glucosa o azúcar en sangre altos en ayunas (siendo en ayunas mayores o iguales a 100 mg/dL). De igual manera, se considerará un factor si la persona recibe tratamiento para la diabetes.
Es importante diagnosticar el síndrome metabólico porque, cuantas más alteraciones presente un mismo individuo, más riesgo tendrá de desarrollar otras patologías. No es lo mismo que una persona tenga solo hipertensión (a pesar de ser un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares), a que tenga además obesidad y altos niveles de glucosa; en este segundo caso, el riesgo se eleva exponencialmente. Es mayor el riesgo de varias alteraciones juntas que el de ellas individualmente.
La resistencia a la insulina y la inflamación de las células adiposas (de grasa) aumentan de probabilidad de desarrollar afecciones cardiovasculares, diabetes o ACV.
Los síntomas del síndrome metabólico no son evidentes como tal, ya que, como se ha explicado, no se trata de una enfermedad concreta. Una forma de diagnosticar este síndrome es por la forma del cuerpo (la zona del abdomen como una gran circunferencia). Además, la medida de la circunferencia de su cintura y la presión arterial también pueden ser indicativos. Por otro lado, realizar análisis de sangre es útil para determinar si los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos son normales. Por último, la observación de ciertos síntomas que están vinculados a los distintos factores de riesgo puede ser útil para diagnosticar el síndrome (sed, aumento de la frecuencia de orinar o cansancio derivado de un alto nivel de azúcar en sangre).
Causas
Aunque las causas del síndrome metabólico son complejas de entender, se pueden determinar por ciertas características comunes entre las personas con esta afección:
- Personas mayores a 40 años (el riesgo es mayor a medida que una persona crece).
- Dieta alta en carbohidratos y grasas trans y saturadas.
- Obesidad o sobrepeso (alto índice de masa corporal, por encima de 30 kg/m²).
- Fumar.
- Estilo de vida inactivo o sedentario.
- Resistencia a la insulina.
- Antecedentes familiares de diabetes.
Entre las causas o características más comunes se encuentra la resistencia a la insulina. La insulina es una hormona pancrática que se encarga de controlar el nivel de glucosa (regula el azúcar en sangre para que se use como fuente de energía), entre otras funciones. En las personas con síndrome X, esta capacidad de regular los niveles de azúcar en sangre está alterada y, por eso, tienen altos los niveles de azúcar en sangre.
Hay que tener en cuenta, que el tipo de obesidad que tienen estas personas es, principalmente, en la zona abdominal (acumulando la grasa en la cintura, principalmente). Además, puede haber cierta predisposición genética para desarrollar el síndrome metabólico, tanto por herencia familiar como por seguir estilos de vida parecidos o iguales. Otra característica que cumplen las personas con esta afección es el aumento de coagulación en sangre e hinchazón a nivel general.
Tratamiento
El tratamiento de esta afección se basa en curar las afecciones metabólicas que lo generan. Por este motivo, para tratar el síndrome metabólico, la persona que lo padece ha de incidir en dos cuestiones:
- Seguir unos hábitos de vida saludables y modificar el estilo de vida es el primer paso para tratar el síndrome metabólico (para a controlar la obesidad y la resistencia a la insulina). Alimentarse con una dieta baja en grasas saturadas y azúcares, realizar ejercicio físico regular, dejar de fumar o mantener el peso ideal y saludable de la persona, son algunos de los hábitos que debe realizar.
- Tomar una determinada medicación – en caso de ser necesaria – para controlar los factores de riesgo como el nivel de colesterol, la hipertensión o los niveles de triglicéridos. Esta alternativa se suele aplicar después de que, tras aplicar la primera y seguir un estilo de vida sano, no se hayan reducido las alteraciones metabólicas.
Por tanto, el mejor tratamiento para reducir la posibilidad de padecer un síndrome metabólico es el consumo de una dieta saludable dirigida a mantener un peso ideal y la realización de ejercicio físico habitual.
Hay que tener en cuenta que la memoria metabólica hace que, por mucho que una persona deje de tener las alteraciones que le hacían tener síndrome metabólico, el organismo recuerda esa predisposición a desarrollar las enfermedades asociadas al mismo. Esto quiere decir que si una persona con síndrome X, deja de tener los niveles de glucosa altos; por mucho que ya no tenga síndrome metabólico, deberá estar atento siempre a no desarrollar diabetes tipo 2.
Por ello, es fundamental que, las personas con dos o más alteraciones metabólicas inicien cambios radicales en su estilo de vida, de cara a demorar e incluso evitar el desarrollo de estas enfermedades graves. Y, de cara a prevenir la aparición de este síndrome, se debe seguir un hábito de vida saludable para el corazón.