La vigorexia es un trastorno mental que padecen tanto hombres como mujeres. Se trata de una obsesión de la persona por el estado físico, lo que los lleva a practicarlo de manera excesiva. Se trata, en otras palabras, de una manía por adquirir masa muscular y es considerada como una enfermedad.
Este trastorno psicológico es conocido también como dismorfia muscular o complejo de Adonis debido a la concepción de una imagen no realista y distorsionada del cuerpo. Las personas se ven como débiles y poco musculadas, lo que hace que quieran ejercitarse continuamente y seguir una dieta estricta.
Síntomas de la vigorexia
En los últimos años el culto a la musculatura ha ganado vigencia entre los hombres y mujeres. Esta normalización ha hecho que muchos hayan sido los que han comenzado a ejercitarse más de la cuenta para conseguir un cuerpo musculoso. Por ello, han desarrollado los siguientes síntomas asociadas a la vigorexia:
- Una preocupación excesiva por el propio cuerpo. Analizar continuamente el peso y la cantidad de grasa son síntomas frecuentes.
- Tener excesiva dependencia del ejercicio y de las actividades físicas
- Obsesión por una dieta proteica, lo que lleva a una ingesta exagerada de proteínas.
- Reducción de relaciones sociales por la práctica de ejercicio.
- Autoestima baja
- Sensación de fatiga constante por el exceso de ejercicio
- Tendencia a mirarse continuamente en el espejo puesto que ven el cuerpo de forma distorsionada.
Además de todos estos síntomas, muchas personas tienen fobia a mostrar su cuerpo; un cuerpo que se ven obligados a trabajar para sentirse mejor. Asimismo, muchas personas abusan de sustancias como esteroides anabolizantes para aumentar la masa muscular, además de controlar el consumo de proteínas y carbohidratos.
¿Cómo afecta la vigorexia a las mujeres?
Hacer deporte tiene muchos beneficios para el cuerpo ya que mejora la salud. Sin embargo, abusar de él puede afectar en diversos aspectos. Si ya se había demostrado que esta enfermedad mental afectaba a la fertilidad masculina, ahora se ha demostrado que también afecta a la fertilidad femenina.
Cuando el ejercicio físico se practica hasta el agotamiento y en exceso, se reduce la fertilidad femenina al disminuir la secreción de las hormonas necesarias para el desarrollo y la maduración de los óvulos.
La práctica razonable de ejercicio puede ser incluso beneficiosa para la salud reproductiva de la mujer. Produce sensaciones agradables y el cuerpo lo nota. No obstante, un exceso hace que las concentraciones de una o varias de las hormonas fundamentales en el desarrollo y crecimiento de los óvulos varíen.
El doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik de la clínica MARGen de Granada afirman que los efectos de la vigorexia se observan también en el laboratorio de reproducción asistida. En los tratamientos de fecundación in vitro se ha observado también la disminución del número de óvulos maduros aptos para ser inseminados.
El problema se acrecienta cuando además del ejercicio físico realizan dietas especiales basadas en el consumo de sustancias anabólicas. Son dietas basadas en un alto contenido proteico, lo que les facilita ganar masa muscular. Por otro lado, reducen el consumo de grasas, lo que provoca una respuesta hormonal inadecuada.
Las mujeres deportistas de alto nivel o de élite se diferencian de las mujeres con vigorexia sobre todo en la motivación. En el caso de las mujeres con vigorexia, el único motivo para el ejercicio físico excesivo y esta conducta alimentaria es una obsesión por el estado físico. Las deportistas de élite tienen objetivos diferentes ya que buscan alcanzar el mejor nivel posible en su campo de competición.
A pesar de estas diferencias, ambas mujeres, tanto las que padecen vigorexia como las deportistas de élite verán su fertilidad disminuida y tendrán una mayor dificultad para concebir un hijo.
Tratamiento de la vigorexia
El tratamiento del trastorno dismórfico corporal depende de la gravedad y de la obsesión generada. Dependiendo de los síntomas, el especialista o psicoterapeuta le indicará una terapia cognitiva conductual o incluso puede llegar a recetarle antidepresivos. En cualquier caso, se combinaría con la TCC. El objetivo fundamental del tratamiento es conseguir variar la percepción equivocada que el enfermo tiene de su cuerpo, de su imagen corporal. Es como combatir una especie de adicción y se necesita la intervención de psicólogos y nutricionistas que regulen los hábitos de vida, la práctica deportiva y controlen los trastornos alimentarios.