El Ministerio de Sanidad ha actualizado la Estrategia Nacional de Ictus para mejorar la atención integral de esta enfermedad, desde la prevención hasta la rehabilitación. Esta nueva versión, que actualiza la estrategia de 2009, incorpora las últimas evidencias científicas y el Plan de Acción Europeo de Ictus 2018-2030.
El ictus es una enfermedad con una alta incidencia, que afecta a unas 120.000 personas cada año en España, de las cuales alrededor de 25.000 fallecen. A pesar de su gravedad, es importante destacar que la prevención juega un papel fundamental en su control, ya que el 90% de los casos podrían evitarse.
¿Qué dice la nueva Estrategia Nacional de Ictus?
La actualización de 2024 introduce 6 líneas estratégicas prioritarias:
- Promoción de la salud y prevención primaria: centrada en fomentar estilos de vida saludables para prevenir hasta un 80-90% de los casos.
- Prevención secundaria: dirigida a evitar la recurrencia en personas que ya han sufrido un ictus.
- Fase hiperaguda: para una organización asistencial, diagnóstico y tratamiento rápido y eficaz.
- Unidades de ictus: tratamiento prioritario en unidades especializadas para mejorar la recuperación y reducir la mortalidad.
- Neurorrehabilitación y vida después del ictus: apoyo integral en la recuperación funcional y calidad de vida de los pacientes.
- Investigación y formación: promoción de estudios y formaciones que impulsen la mejora continua en el tratamiento del ictus.
Se estima que una de cada seis personas en el mundo sufrirá un ictus a lo largo de su vida. En Europa, el ictus se posiciona como la primera causa de discapacidad y una de las principales causas de muerte. Aunque tradicionalmente se asocia a edades avanzadas, el ictus puede ocurrir a cualquier edad. De hecho, se ha observado un incremento del 25% en su incidencia en personas de entre 20 y 64 años, si bien sigue siendo más frecuente a partir de los 65 años.
Las cifras del ictus en España
Cada año, alrededor de 90.000 personas en España sufren un ictus, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Esta enfermedad, que afecta al cerebro y puede causar graves discapacidades, fue responsable de más de 23.000 muertes en 2023. Además, más del 30% de los supervivientes quedan en situación de dependencia debido a las secuelas, convirtiendo al ictus en la primera causa de discapacidad en el país. En este artículo, exploraremos los tipos de ictus, los avances en su tratamiento y la importancia de la prevención.
Existen dos tipos principales de ictus: el ictus isquémico y el ictus hemorrágico. El primero, que representa casi el 80% de los casos en España, ocurre cuando un trombo bloquea el flujo sanguíneo al cerebro. Por otro lado, el ictus hemorrágico, que constituye el 20% restante, se produce cuando un vaso sanguíneo se rompe y compromete la circulación.
La rápida intervención médica es crucial para reducir las secuelas del ictus. Según la doctora Mª Mar Freijo, de la Sociedad Española de Neurología, «por cada minuto que pasa sin recibir atención, el cerebro pierde casi 2 millones de neuronas». Esto explica la famosa frase «el tiempo es cerebro», que enfatiza la urgencia de actuar ante los primeros síntomas. Ante sospechas de ictus, es vital llamar al 112 inmediatamente, ya que se trata de una emergencia médica.
Gracias a los avances médicos y tecnológicos, la tasa de mortalidad por ictus ha disminuido significativamente en los últimos años. En Europa Occidental, la mortalidad ha descendido un 68% en las últimas tres décadas. En España, este progreso se debe en parte a la implantación de Unidades de Ictus y del Código Ictus, un protocolo de actuación rápida y coordinada ante la sospecha de ictus.
Sin embargo, la SEN subraya que aún hay margen de mejora. En muchas provincias españolas, no existen Unidades de Ictus y el Código Ictus solo se utiliza en aproximadamente el 40% de los casos. Además, solo el 50% de la población es capaz de reconocer los síntomas del ictus, lo cual limita una respuesta rápida.