Ante la llegada del verano, estamos muy expuestos a la luz del sol y eso puede provocar la aparición de manchas, quemaduras y arrugas en la piel. De hecho, estas quemaduras pueden derivar en cáncer de piel. Por eso, cuando llega esta época del año hay que prestar más atención a la piel y cuidarla teniendo en cuenta una serie de directrices para ayudar a prevenir cualquier tipo de mancha o quemadura que pueda ocasionar la exposición solar.
Consecuencias de las quemaduras a corto plazo
Cuando pasamos mucho tiempo al sol, es posible que la piel llegue a quemarse. En este sentido, la capa más superficial de la piel sufre un daño irreversible en las células de esta capa de piel. Estas mueren produciendo sequedad en la piel. La sequedad es una reacción natural de la piel para reparar esa parte dañada, reemplazando las células muertas. Durante este proceso, las células muertas en la capa superior de la piel actúan como de escudo protector mientras se están reconstruyendo interiormente capas nuevas.
Cuando ya se han reparado estas células, las que han estado expuestas y que realmente son células muertas se sueltan y, en ese momento, es cuando se nos empieza a pelar la piel. Por lo tanto, es un proceso natural de restauración de la propia piel.
Consecuencias de las quemaduras a largo plazo
La piel tiene memoria y todo daño ocasionado durante la vida se va a acumulando. Lo más inmediato es el dolor, la inflamación y el posterior el pelado de la piel y, desde el interior de la piel, la inducción a las arrugas y el envejecimiento cutáneo.
Con el tiempo, las quemaduras solares si son frecuentes pueden tornarse cancerígenas, y aparecer en forma de melanoma. Con el daño de los rayos UV en la piel, las células más interiores de la piel pueden perder su capacidad de reparación.
La piel de los niños es la más vulnerable. Es por ello que debemos prestar más atención porque pueden tener importantes consecuencias que quizás no las apreciemos en el momento.
Consejos para protegernos de la luz solar
- Utilizar protector solar siempre. Cada vez que salimos de casa, aunque no vayamos a la playa, deberíamos echarnos protector solar. No importa si vamos a una terraza a tomar algo, si estamos de turismo o haciendo deporte, es recomendable que apliquemos crema de protección solar.
- Mantenernos correctamente hidratados. La piel necesita estar hidratada y es necesario que nos mantengamos hidratados todo el día. Por eso es fundamental beber agua o bebidas sin azúcares.
- Buscar protectores especiales para cara y labios. La mayoría de nosotros solemos utilizar el mismo protector solar del cuerpo para la cara y nos olvidamos de proteger los labios. Es recomendable que utilicemos protectores específicos para piel y aparte para labios.
- Evitar los horarios de mayor incidencia solar. Si podemos hay que evitar estar expuestos al sol en el horario de mayor incidencia, es decir, entre las 10h y las 17h del día.
- Utilizar ropa cubriente. Con el calor que hace en verano, la mayoría llevamos ropa corta. Sin embargo, para protegernos es más recomendable que utilicemos ropa cubriente y ligera, para que proteja nuestra piel sin darnos demasiado calor.
- Limpiar, exfoliar e hidratar. Si hay una época en la que es importante limpiar bien nuestra piel, exfoliar para asegurarnos de eliminar las células muertas e hidratarla bien, esa es el verano.
- Vigilar bien nuestra piel. Durante todo el año, pero especialmente en estos meses, es importante vigilar el estado de nuestra piel y los lunares que tenemos por el cuerpo. Si vemos manchas raras o cambios en el color o textura de nuestra piel y lunares, es muy importante que acudamos a nuestro médico.