La sal es un condimento básico, un mineral preciso para el funcionamiento del correcto funcionamiento del organismo, conocido y utilizado desde la antigüedad como sazonador y conservante de alimentos. Las carnes y pescados en salazón constituyeron un recurso excelente para la conservación de estos alimentos, convirtiéndose la sal en un recurso valioso y símbolo de riqueza y poder.
Pero, ¿es sano comer alimentos muy salados? ¿Cómo reducir el consumo de sal? Resuelve todas tus dudas y descubre si existen alternativas a la sal en las comidas.
¿Por qué conviene tomar menos sal?
Las autoridades sanitarias llevan años alertando de los peligros de un consumo excesivo de sal. Así, según señala el Ministerio de Sanidad, no se debería consumir más de 5 gramos al día, considerándose que un aliento contiene mucha sal si su cantidad supera los 1,25 gramos por cada 100 gramos. En cambio, estaremos ante un producto bajo en sal si presenta menos de 0,25 gramos por cada 100 gramos.
Un alto consumo de sal es perjudicial para las personas que sufren de hipertensión y hay que considerar que los alimentos contienen ya suficiente cantidad de sodio como para satisfacer las necesidades diarias de sal. El añadir sal a las comidas es algo propio de nuestra cultura culinaria, no siendo algo realmente necesario.
Otras enfermedades asociadas a un consumo excesivo de sal son enfermedades cardiacas, ictus cerebral, osteoporosis o úlceras gástricas.
Consejos básicos para comer menos sal a diario
Saber cuáles son los alimentos más bajos en sodio es el primer paso para reducir el consumo de sal en las comidas. Además, entre los consejos para reducir el consumo en la dieta diaria sin apenas notar su falta y que las comidas no resulten tan sosas se encuentran los siguientes:
- Utilizar condimentos y especias para dar sabor y sazonar las comidas. La pimienta, el jengibre, el ajo, el comino, el vinagre o la albahaca, entre otras especias, harán que nos olvidemos de la sal y disfrutemos de platos más sabrosos.
- Retirar el salero de la mesa. Si no se tiene la sal a mano se alejará la tentación de añadir más a la comida.
- Procurar no comer comidas precocinadas ya que en este tipo de alimentos preparados no controlas la cantidad de sal. Además, los platos precocinados suelen estar algo salados para favorecer su conservación.
- Revisar las etiquetas nutricionales de los productos que se compran. En la revisión es importante fijarse en el contenido en sodio, siendo interesante decidirse por aquellos productos rebajados en sal.
Alternativas a la sal en las comidas
Entre las alternativas a la sal podemos decidirnos por aquellas opciones que tengan menos porcentaje de sal, pero también corremos el riesgo de confiarnos y añadir más cantidad para conseguir el punto salado al que estamos acostumbrados.
Así, las especias y las plantas aromáticas, además del vinagre, el limón, el curry, el tabasco, el ajo o la mostaza, entre otros condimentos, y en cantidades pequeñas, puede ayudarnos a potenciar el sabor. El gomasio, la sal de hierbas y la levadura de cerveza son tres productos que puedes emplear para dejar en segundo plano la sal.
Medidas para reducir el consumo de sal en la dieta
La reducción de la sal en las comidas ha de realizarse de forma paulatina, especialmente en el caso de aquellas personas muy habituadas a su consumo. Los especialistas recomiendan no eliminar la sal de golpe ya que no da resultado. El cambio es tan drástico que la comida no nos sabe, resulta insípida, y puede hacérsenos cuesta arriba seguir con ese hábito.
Sin embargo, si hacemos el cambio poco a poco, llegaremos a reducir o eliminar la sal sin apenas darnos cuenta y esto resulta un cambio muy favorable, sobre todo si debemos seguir una dieta para la tensión alta.
Asimismo, una de las mejores medidas para reducir la sal en las comidas es consumir productos frescos como frutas, verdaderas, frutos secos, cereales integrales, hortalizas y legumbres, entre otros, además de optar por pan sin sal.