A la hora de ponerse una vacuna pueden surgir dudas sobre sus beneficios frente a los riesgos. Pero, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas salvan la vida a entre dos y tres millones de personas cada año. No obstante, las vacunas no están exentas de producir efectos secundarios.
Las vacunas, como cualquier otro medicamento, pueden causar reacciones adversas leves, moderadas o graves. Aun así, la vacunación es una forma sencilla y eficaz de protegernos contra las enfermedades.
¿Cuáles son los efectos secundarios más comunes de las vacunas?
Los efectos secundarios más habituales de las vacunas son los provocados por los propios componentes o propiedades de la vacuna.
Estos efectos no deseados, en su mayoría, son leves y transitorios:
- Dolor, hinchazón y enrojecimiento en el lugar del pinchazo. Para mitigarlo, puede aplicarse frio mediante una gasa húmeda. Si se siente mucho dolor y este persiste, puede tomarse un analgésico, como paracetamol o ibuprofeno.
- Aparición de un pequeño bulto en el lugar en el que se ha puesto. Es recomendable no apretarlo. Desaparece al cabo de unos días.
- Fiebre. En función de la vacuna, puede aparecer en el mismo día, o durante los días posteriores. Por ejemplo, en el caso de la vacuna de la triple vírica o la varicela, la fiebre puede aparecer de 4 a 15 días después.
- Irritabilidad y malestar general.
Los efectos adversos más graves están relacionados con:
- Reacciones anafilácticas, es decir, reacciones alérgicas.
- Encefalopatía: pérdida de función cerebral.
Causas de los efectos secundarios de las vacunas
No sólo la propia vacuna puede ser el origen de los efectos secundarios. Existen, además, otras causas, según la OMS, que pueden desencadenar diferentes reacciones adversas:
- Defectos en la calidad de la vacuna o en el dispositivo para su administración.
- Errores en su almacenamiento, manipulación o administración.
- Tener miedo al acto en sí de vacunarse. Las reacciones más comunes por ello son: desmayo (síncope), hiperventilación (mareos, cefalea, hormigueo de manos y boca), vómitos y convulsiones.
- Reacciones que se producen tras vacunarse, pero que no son provocadas por la vacuna o por el acto de vacunación. Por ejemplo, fiebre causada por una infección precedente.
Por último, están los efectos que se producen y cuya causa no se corresponde con ninguna de las mencionadas. Estos efectos son, por tanto, de causa desconocida.
Seguridad de las vacunas
Se estima que solo en 1 caso de cada millón de vacunas puestas se producen efectos adversos graves. Los avances tecnológicos y científicos hacen que cada vez sean más seguras y eficaces.
Las vacunas se administran a personas sanas con el objetivo de prevenir. Por este motivo, su perfil de seguridad debe ser máximo. Para ello se somete a rigurosas pruebas antes de que pueda comercializarse.
El caso más reciente es el de las vacunas contra la Covid-19. En nuestro país, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) participa en la evaluación europea de las mismas.
Además, la vacuna sigue sometida a un estrecho seguimiento tras su aprobación. En definitiva, las vacunas son la mejor forma de prevenir enfermedades y salvar vidas.