Cada vez alargamos más la vida, lo cuál tiene sus cosas buenas, pero también trae problemas asociados a la edad, como el deterioro cognitivo. De hecho, un estudio publicado por The EMBO Journal, afirma que el estrés postraumático se asocia con un aumento de probabilidades de padecer demencia en edad avanzada.
Afirma el científico del IISGS, Roberto Carlos Agís-Balboa, que “los pacientes que sufren trastorno de estrés postraumático (TEPT) a una edad temprana tienen un mucho mayor riesgo de desarrollar demencia al envejecer”. Para el estudio, escogieron varios tipos de ratones que evaluaba el deterioro de la memoria en personas de edad avanzada.
A partir de aquí, consiguieron observar el gen Formina 2, el cuál codifica la proteína mediante el hipocampo, por lo que los investigadores vieron que los niveles de esta proteína disminuyen en los enfermos de alzhéimer y ETP.
“los pacientes que sufren trastorno de estrés postraumático a una edad temprana tienen un mucho mayor riesgo de desarrollar demencia al envejecer”
Afirma Roberto Carlos, que “los pacientes que sufren trastorno de estrés postraumático a una edad temprana tienen un mucho mayor riesgo de desarrollar demencia al envejecer”. Además, añade que “los ratones jóvenes que carecen de Fmn2 presentan fenotipos tipo TEPT y cambios en la plasticidad sináptica, mientras que la consolidación de nuevos recuerdos y la potenciación a largo plazo es normal”.
Invertir en investigación
“Los datos presentados son importantes ya que proporcionan por primera vez una visión mecanicista de la relación entre las enfermedades neuropsiquiátricas en la edad temprana y la demencia asociada a la edad, un área que no ha sido estudiada intensivamente hasta el momento”, subraya Agís-Balboa.
A partir de estos resultados, los autores revelan que sería posible desarrollar estrategias terapéuticas para los pacientes con TEPT –y potencialmente otras patologías neuropsiquiátricas– que al mismo tiempo atenuarían el riesgo de desarrollar alzhéimer.
“Nuestro diseño experimental ayudará a desarrollar nuevos enfoques terapéuticos para enfermedades complejas y proporciona sólidos argumentos para que nuestros sistemas de atención sanitaria fomenten investigaciones que exploren la interdependencia entre las enfermedades tempranas en la vida y el deterioro cognitivo asociado a la edad”, concluye el experto español.