Una investigación publicada en la revista Journal of Veterinary Behavior ha revelado que el estrés crónico que experimentan las orcas en cautividad afecta negativamente a su cerebro y su sistema inmunitario, tras reunir toda la evidencia científica disponible sobre la salud y el bienestar de estos mamíferos.
El equipo de investigadoras, formado por biólogas y veterinarias estadounidenses y neozelandesas, pretendía explicar los altos niveles de morbilidad y mortalidad temprana de las orcas que habían observado en otros estudios: según sus registros, mientras que en estado salvaje estos mamíferos pueden vivir varias décadas, en las piscinas artificiales no superan los 20 años de media.
De este modo, han demostrado que los cetáceos en cautiverio –que, normalmente, habitan en tanques artificiales– no pueden desarrollarse adecuadamente. En estas condiciones, muchos de estos mamíferos marinos, en especial las orcas, exhiben comportamientos anormales y, a menudo, mueren de manera prematura debido a infecciones y otras enfermedades poco frecuentes en un entorno salvaje.
Infecciones y comportamientos anormales
“Muchas de las enfermedades de las que mueren las orcas cautivas son infecciones, como neumonía o patologías de los pulmones por hongos, pero también por úlceras gástricas y candidiasis. La prevalencia de estas infecciones se debe a una alteración del sistema inmunitario”, explica Lori Marino, primera autora y experta en el Whale Sanctuary Project en Utah (EE UU).
En cuanto a los comportamientos, las orcas confinadas muestran conductas anómalas y repetitivas como girar en círculos, son hiperagresivas, sufren depresión o se automutilan. “Lo hacen rallando los dientes en las superficies duras de las puertas que separan los diferentes compartimentos de las piscinas”, especifica Marino.
Este comportamiento hace que la mayoría de las orcas desgasten sus dientes hasta las encías, por lo que tienen que ser perforados para evitar infecciones. A pesar de todo, “la mala dentición sigue provocando infecciones orales que se convierten en causas sistemáticas de muerte”, concreta la investigadora.
Santuarios junto al mar
Las orcas son depredadores inteligentes que habitan en todos los océanos del mundo, se sumergen a grandes profundidades y forman estructuras familiares complejas para cazar y cuidar de sus crías. Poseen, además, uno de los cerebros más grandes y complejos del reino animal.
A pesar de ello, en la actualidad, aún permanecen cautivos en todo el mundo 63 ejemplares de orcas. Es la tercera especie de cetáceos más común en acuarios y parques temáticos marinos.
Por este motivo, las científicas sugieren detener la reproducción en cautividad, y transferir a los individuos desde los acuarios hasta santuarios permanentes junto al mar. Así “pueden vivir en un entorno más natural, interesante y dinámico que una piscina”, afirma Marino.
Estos individuos serían aún alimentados y cuidados por personas, pero la cantidad de espacio disponible sería “cien veces mayor que la piscina más grande del mundo. Se les devolvería parte de la autonomía que les fue robada”, concluye la investigadora.